lunes, 11 de febrero de 2013

DEMONIOS EN LA OSCURIDAD


De nuevo, las páginas más oscuras de España se están escribiendo y lo están haciendo en nuestra presencia y con nuestra conformidad, al fin y al cabo. De nada sirven decenas de miles de manifestaciones ante la cerrazón del poder de un gobierno de ineptos y mentirosos. La extrema derecha junto con la menos extrema (Que digo yo la habrá) se encargan de ello. Es raro el día en el que no descubrimos una página nueva repleta de grandes letras negras. Letras hirientes para la dignidad humana. Nos despojan. Se lo han estado llevando, se lo llevan calentito. Son los defensores del capitalismo extremo, del neoconservadurismo que está llevando al mundo a su final más cruento. Amparados en sus mentiras alcanzaron las altas cotas del poder que les permite la injusticia que nos descargan a la gran mayoría de los ciudadanos. Callamos y aguantamos. Nos llaman tontos a la cara y nos enfrentan con sus guardianes disfrazados de negro, que toman notas, graban y aporrean y disparan si fuera menester. Todos sus ordenamientos  son reales decretos firmados por el monarca  que sus ascendientes impusieron. No hay parlamento, es su mayoría la que sustrae cualquier mísero debate político. Hoy somos más desiguales, como al hipócrita presidente y los suyos gustan. Porque para ellos no todos somos iguales ni ante la Justicia, ni ante Dios. La Constitución ha sido vilipendiada, ultrajada. ¿Quién se acuerda de ella? Nosotros también somos ultrajados junto a ella en el camino hacia la nada que nos han trazado. Miseria para la mayoría y la que viene en los próximos meses, que en corto ya se la ve. La España que a ellos siempre gusta. Misa y campana. Limosna y monjitas de la caridad como alguna que nadie ha visto muerta y que sus casos son prescritos o sobreseídos, como todos los que ellos cometen contra lo público, contra lo que es de todos. No hay trabajo ni lo habrá. Ellos elegirán la peonada, elegirán al peón más dócil, al más tonto, al que más se deje hacer, al que mejor les sirva. Como siempre fue en la triste historia de esta España herida, hoy, de muerte. Sin catarsis que la salve. Son demonios en la oscuridad.

Estamos siendo utilizados como conejitos de indias y experimentan con nosotros, como ya hicieron los nazis en los años 30 del pasado siglo XX. La Historia siempre se repite, nada nuevo bajo el Sol. Dirigentes del mejor fascismo y con su nuevo orden mundial, nos volvieron a elegir para conocer hasta dónde somos capaces de aguantar. Están destruyendo, han destruido ya el proyecto europeo, la Europa de los ciudadanos y lo han transformado en la realidad que les pertenece a los mercaderes, a las grandes empresas, a las grandes aseguradoras, a los grandes Holdings bancarios y financieros. Lo que iba a ser de todos los ciudadanos europeos ya es de todos los magnates o, mejor, mangantes. Europa ya no es pública, es privada. La Europa ya privatizada, lucha ahora, en su cúspide quién será el dueño y señor de este reino o de lo que de él quede. Gran Bretaña ya ha dicho que se irá. ¿Qué sentido tiene permanecer en algo que, entre otras cosas, va a la ruina y a la quiebra? La siempre inteligente y mejor diplomática Gran Bretaña, que exprime la vaca hasta que ésta le de leche. Francia ha reconocido estar en bancarrota. Alemania ya no crece. ¿Quién querrá una empresa así? Adiós a la Europa de la Libertad, de la Fraternidad, de la Igualdad. Tan sólo siete años bastaron para arruinarla con el euro que sólo a unos pocos ha servido. Son demonios en la oscuridad.

La globalización que nos vendieron fue una mentira más en su estrategia para apoderarse del mundo. Una globalización mezquina y ruin para aumentar sus balances y cuentas de resultados, no la mejora de las condiciones de vida de todos los habitantes de este planeta. Sólo les importa el dinero que puedan obtener sin pensar cuáles son los daños colaterales, sin pensar cuál es la miseria que dejan tras ellos. Y se inventan guerras y más guerras si por las buenas no se atienden sus demandas. El mundo les pertenece y poco les importa cómo quede al final. Qué más les da a ellos destruir este paraíso, se irán a otro y vuelta a empezar. Son los demonios en la oscuridad los que mandan.

Parece que nunca ha sido bien gobernado este mundo, nunca. Toda la Historia matándonos unos a otros y destruyendo en vez de construir bases ciertas para el crecimiento humano. En este mundo siguen gobernando los viejos demonios de la antigüedad. Nunca se fueron, nadie los echó. Disfrazados en pieles de corderos, amparados en la sombra de grandes estructuras que nadie elige, hacen lo único que saben hacer: el mal. Son los viejos demonios de la Historia de la Humanidad. En este mundo encontraron a una raza de imbéciles palurdos que, como mansos, obedecían y acataban todo cuanto se les indicaba. Y aquellos otros, espabilados y conocedores de una parte de la realidad, traicionaban a sus congéneres con tal de alcanzar unas cuantas milongas al situarse entre éstos y aquellos en las más altas gradas de la antiquísima pirámide. Todo con el único fin que les trajo: Destruir este Paraíso. Destruirnos como raza. Destruir la vida que la generosidad del Creador hizo posible.

Una Nación fallida, un Continente errado, un Mundo desolado y perdido, todo eso es lo que somos. No hemos sido capaces del triunfo del Bien. Hemos sucumbido al Mal. Es el mal quien está ganando, de nuevo, la batalla.

O quizás, un nuevo diluvio, un megaterremoto o un asfixiante rayo solar que nos devuelva  a nuestro estado primigenio, en una vuelta a repetir la asignatura de la Historia de la Vida que nunca conseguimos aprobar. En los libros más antiguos, escrito está y en los restos arqueológicos también. Ese y no otro parece ser nuestro sino.  

Demonios en la oscuridad que no logramos descubrir, son los que verdaderamente nos gobiernan. Este es nuestro gran error.

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