lunes, 25 de febrero de 2013

LA MAYOR EMPRESA ESPAÑOLA: "ESPAÑOLES, SOCIEDAD PLURIPERSONAL"


Todos sabemos que la política española, ahora más que nunca, depende de los intereses empresariales de las grandes empresas españolas. Son ellas las que fijan las políticas y no sólo en el aspecto económico, si no también, en el social; porque aquellos definen cómo será la sociedad del presente y del futuro. Pero no sólo son esas grandes empresas nacionales las que imponen sus condiciones y precios, también son aquellas otras denominadas multinacionales y que, gracias a la pseudo globalización, han invadido a todas las naciones. Desde hace muchas décadas, las políticas económicas y sociales no se debaten ni se elaboran en los parlamentos elegidos democráticamente. Se debaten a puerta cerrada y con un grupo bastante más reducido de personas que nadie conoce y a los que nadie les dio poder alguno. Su mirada está fijada en la gráfica de beneficios económicos, no tienen otra. Para ellos, las personas son sólo instrumentos para elevar su índice de ganancias. Ellos sí son personas, ellos son lo más alto de lo que el ser humano es capaz; aunque su mayor hazaña sea la de mentir de forma continuada a los que no han llegado a ser personas, son sólo gente, son las dóciles ovejitas que tragan todo cuanto se les diga, no les cabe otra. Llegando al culmen de los despropósitos cuando se les privatizan aquellos servicios, aquellos derechos que los elevaban y diferenciaban del resto de animales. Rompiendo así la socialización más elemental de cualquier sociedad avanzada: Si tienes dinero aprenderás y si tienes dinero te curarás. Si no, ahí te mueras con tu pobreza e ignorancia.

El juego democrático de partidos de derecha, centro e izquierda hace tiempo que fue contaminado y desde entonces ya no defienden los intereses de aquellos que sí que les votan. Han convertido esa noble tarea de la política democrática en un mercadeo donde los más poderosos definen, tras las bambalinas del teatro, cómo han de ser las cosas. Y lógicamente ellos y sus empresas son los únicos beneficiarios. Bueno, también lo son aquellos pseudo-políticos que, tras su paso por esa también pseudo política, son recolocados y recompensados en los puestos más altos de sus estructuras mercantiles. Cuatro o cinco consejos de administración al año y alguna que otra llamadita para que hagan tal o cual encargo, ese será su trabajo. El resto del tiempo, o sea, todo el tiempo del mundo lo pueden compatibilizar con lo que a ellos más les guste. La productividad nada tiene que ver con ellos. Son casi la cumbre. Ya no queda casi nadie que mire y defienda a la gente, ¡Es tan fácil engañarlos que no merece ni la pena! Siempre harán lo que se les diga que tienen que hacer, son la masa, la masa de la gente dividida y confusa.

Ni siquiera el poder de la Justicia se salva. Tan contaminada e inoperante, que impartir Justicia es simplemente imposible. Si tienes dinero ganarás cualquier pleito y, si tus abogados no lo consiguieran, siempre te quedará el indulto. Todo depende de cuáles sean tus contactos y amigos.

Tampoco lo que se dio en llamar el cuarto poder ha cumplido con sus deberes y obligaciones. Fueron igualmente comprados con encartes y publicidades o por completo. El periodismo sucumbió al mercantilismo y a los intereses que forjaban la desinformación y con ello la división de opiniones sobre temas que debieran ser unánimes.

Ante esta situación caótica qué nos puede quedar a la gente. Si la política ya no está al servicio de los ciudadanos, si la Justicia ya no es justa y las grandes empresas son las que mandan, ¿Qué podemos hacer la gente? Nos afiliamos a partidos políticos, a sindicatos, a organizaciones civiles para la defensa de no se qué, a movimientos sociales que son vilmente marginados y perseguidos. Nada de eso nos ha servido. ¿Qué nos queda? ¿Qué podríamos hacer que fuera realmente efectivo contra este sistema capitalista?

Pienso de la forma más lógica posible y desde esa perspectiva se me ocurre que todos esos esfuerzos asociativos debiéramos reconducirlos al mismo vehículo del que ese sistema se sirve: LA EMPRESA.

Utilizar sus mismas armas, sus mismos mecanismos. Sería, en fin, constituir una empresa que podríamos llamar: “ESPAÑOLES, SOCIEDAD PLURIPERSONAL” El nombre ya nos indica cuáles serán sus estatutos. Todo aquello que no vaya dirigido en beneficio del ciudadano será combatido desde la mayor sociedad empresarial del País. Esta sociedad podría actuar de paraguas ante los abusos de unos y otros, e incluso podría imponerse a todos esos que ya hemos analizado y que fueron comprados. Todo dependería de la aceptación y de la incorporación del mayor número de españoles posible. No es lo mismo ir de Quijotes sobre un famélico caballo, que ir todos juntos y con la cabalgadura acorde que impidiera al sistema ir contra nosotros y nuestros intereses de forma individual.

Esta empresa contaría con el apoyo de todos los ciudadanos que quisieran, lógicamente, formar parte de ella, sean de izquierdas, de centro o de derechas. Aquí ya no tendrían cabida las ideologías partidistas. Es una empresa que sólo estaría obligada al cumplimiento de sus estatutos. Es constituir la mayor empresa nacional y que fuera ella la que, por nosotros los individuos, aceptara o no las condiciones que las otras quisieran imponer. Y constituir su propio banco. Ese sería el mejor principio…
  
Hasta los años 50 eran los Estados los verdaderos soberanos, después se dejaron perder sus soberanías a favor del mundo empresarial y bancario y de otras estructuras supranacionales que también eran compradas. Es olvidarnos del concepto de País, Nación o Estado, que ha quedado manifiesta su inoperancia y su falta de interés por el ciudadano de a píe. Es convertirnos también en empresarios, con una cuota bajísima podríamos disponer de millones y millones de euros para combatir en el mercadeo. Y pagaremos o no el precio que nos quieran exigir por la luz, la gasolina, el agua, los alimentos, las ropas y calzados, las hipotecas y por todo aquello con lo que se mercadea. Esas, ahora pequeñitas empresas, se pondrían las pilas, no tendrían otro remedio. Y el propio Estado no tendría más remedio que aceptar las condiciones que “ESPAÑOLES, SOCIEDAD PLURIPERSONAL” les impusiera. Las condiciones que la mayoría de ciudadanos decidiera. Éste sería el nuevo Estado del siglo XXI.

Todos los ciudadanos que quisieran se podrían unir a la única empresa mercantil que de verdad les va a defender y mirar por sus derechos y libertades y también por sus intereses económicos y laborales.

Ahora sólo somos unos peleles en manos de los mercados y de políticos que están a su entero servicio. Pues si se trata de igualar las condiciones de lucha, esta empresa “ESPAÑOLES, SOCIEDAD PLURIPERSONAL” podría ser el instrumento legal para ello. CON SUS MISMAS ARMAS. Esa es la idea. Y los beneficios generados para nosotros, los socios capitalistas de nuestra propia empresa.

No creo, para nada, un disparate esta idea. Es cuestión de desarrollarla. Lanzada está.
Puede ser la mayor empresa nacional y estar en manos, exclusivamente, de los españoles y para los españoles. Nada de entelequias, vayamos a lo práctico y a lo efectivo. Nada de derechas, ni de izquierdas, ni de centros, ni de conservadores, ni de progresistas, ni de verdes, ni de ácratas.

La empresa social contra la empresa mercantil. Y exportar esta realidad al mundo: El ciudadano con las mismas armas que ahora son utilizadas en una sola dirección y que está destrozando al ser social y humano.

Que está destrozando nuestro mundo y convirtiéndolo en un lugar inhabitable e inhumano.

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