Eso es lo que ha sido España
durante siglos y ese hecho de no tener buenos dirigentes se ha visto acentuado
en el último siglo, en las últimas décadas hasta el presente más desastroso. No
hemos tenido suerte los españoles con aquellos que parecían ser los más
preparados y adecuados para la gobernación de nuestro viejo País.
Desde aquellos dirigentes del
sector empresarial e industrial, desde los terratenientes, de los comerciantes
hasta los curas y cardenales que promovieron una guerra civil para mantener sus
privilegios por encima de los intereses de la Nación, hasta aquellos militares
que, haciéndose eco de tales ignominias y decimonónicas ideologías, empuñaron
las armas en contra de todos aquellos que pretendían alcanzar un poco de
progreso, de libertad y de igualdad. Ganó el desastre de continuar con las
mismas estructuras de privilegios para unos pocos. Los ricos por encima de los
pobres.
Más de cuarenta años educando a
los españoles en el servilismo al amo y al señor. En pedir a cambio tan sólo
una limosna para seguir mal viviendo. Educando en una religión llena de
falsedad e hipocresía y también de privilegios económicos, patrimoniales y
doctrinales. Religión a los que llegaban miles y cientos de miles de seminaristas
sólo con la intención de obtener un plato de comida y, a cambio, seguir con el
doblegar de las voluntades de las clases, ahora
ya, inferiores y necesitadas de falso y premeditado consuelo de un Dios
que les exige renuncia, pobreza, honradez, conformidad, sometimiento y silencio
en esta vida, para alcanzar en el más allá todas las mieles y felicidades no
permitidas en éste, mientras aquellos sí que las disfrutan.
Hoy, en este arruinado País por
las mismas clases de entonces, no levanta cabeza y cada día que pasa se hunde más
y más. Sigue, el pueblo español, siendo el sustento de todos esos parásitos de
la empresa, de la política, de la iglesia, del comercio. Ellos tienen el poder
para despojar y aniquilar al pueblo español y a ello se aplican con esfuerzo a
través de las mentiras más abyecta. Seguimos siendo los tontos del bote. Ellos
catalogan a los que se atreven a protestar como terroristas que sólo buscan
alterar la paz social, su paz social.
No se conforman con transformar
las deudas bancarias y privadas de sus empresas amigas en públicas. No se
conforman en retirar los pocos derechos sociales conseguidos y dárselos a las
empresas amigas. No se conforman con permitir que cientos de miles de
ciudadanos pierdan sus casas y queden directamente endeudaos de por vida y sin
posibilidad alguna de levantar cabeza, ni ellos ni sus descendientes. Tampoco
les importa los miles de suicidios que esto provoca. No les importa que
millones y millones de españoles no tengan trabajo con el que ganarse sus
habichuelas. No les importa que miles y miles de jóvenes españoles abandonen
nuestro País en busca del trabajo que aquí no se les da. No les importa que sus
grandes empresas, con miles y miles de millones de beneficios, nos saqueen
nuestros bolsillos con el encarecimiento de sus servicios o productos. Lo único
que verdaderamente les importa es quitarnos todo el dinero posible y más y
dejarnos en la miseria de un pueblo que se muere de hambre y de falta justicia
social.
Nunca tuvo España buenos
dirigentes. Sólo usureros de la política, de la empresa, de la iglesia y del
comercio. Nunca les importó España y los españoles. El dinero que roban lo
evaden a los paraísos fiscales buscando su opacidad y no pagar los impuestos
correspondientes. Se les llena la boca con la palabra España, como si les
importara, como si supieran que España no es algo abstracto y que España es
España porque hay españoles que la sufren y padecen y no como ellos que la
disfrutan a tutti plen. En esta aciaga época son los productos de lujo los que
más crecen. El dinero lo tienen entre cuatro y el Bárcenas. Tesorero con
mayordomo y millones y millones en Suiza y Dios sabe dónde más. Empresarios que
marchan a otros países abandonando y dejando a su suerte a millones de
trabajadores. Empresarios que desmantelan un tejido industrial que será muy difícil
recuperar y que nos dirige a las últimas posiciones de cualquier gráfica donde
la miseria campa a sus anchas.
Estos dirigentes nacionales
consiguieron, hace unos años, taponar la Gürtell. Pero debe ser tan gorda que
desborda por doquier y, hoy, es posible que el joven juez ponga puntos y comas
al entramado del saqueo y estafa a los españoles llevada a cabo por dirigentes
que utilizan la política como vehículo para su enriquecimiento personal y
empresarios sin escrúpulos que compran voluntades y repercutiendo esos gastos
en el precio final de su producto que pagará el saqueado ciudadano. También
habrá que estar atento al caso del Chao Ping. Tan gordo como aquel y donde esas
grandes personalidades de la mejor sociedad española confiaron para evadir sus
dineros e impuestos.
Estos dirigentes nacionales de
todos los sectores que se rodean de un halo de respetuosidad falso porque no
son más que escoria de una sociedad a la que ellos condenan con sus faenas.
Nunca les importó España ni los españoles, nunca. Sólo el dinero que les
pudieran arrebatar directa o indirectamente. No forman parte de esta sociedad,
de esta Nación, ellos sólo se sirven de nosotros para alcanzar la riqueza que
nos roban a todos. Ellos son la élite, los privilegiados gracias al engaño, al
soborno, al cohecho, a la trampa, son los que nos roban día tras día desde una
falsa legalidad que les ampara y defiende.
La pobre España nunca tuvo buenos
dirigentes, ni antes ni ahora. Colegios profesionales, asociaciones
empresariales y comerciales que no sirven absolutamente para nada y que son una
carga carísima para esta sociedad. Reductos de un régimen de pesebres a costa
de nuestros impuestos y dineros.
España siempre fue y es una
excusa para su latrocinio. Ya va siendo la hora que los españoles despierten a
tanta y tanta sinvergonzonería, a tanta cara dura, a tanta risotada a nuestra
cuenta. Porque también es culpa nuestra el haberlos permitido y no hacer nada.
Y hoy más que nunca. Tanto
“diferido” es susceptible de manipulación. Que el pueblo tome el poder y las
riendas, es lo único que podrá salvarnos como Nación. ¡Basta ya de tanto
engaño! ¡Basta ya de aprovecharse de tanta confianza delegada! Esta ha de ser
la respuesta a tanto ultraje. Cambiar el sistema, acabar con él antes de que él
acabe con absolutamente todos los españoles honrados y verdaderamente leales a
España.
¡Por la República! Y que limpie
tanta basura instalada en pomposas oligarquías que no hacen más saquearnos. Un
sistema nuevo, una nueva forma de gestionar lo que es nuestro, una España para
todos los españoles. Una nueva Nación con dirigentes honrados y sensatos.
Muchas gracias por tu visita.
ResponderEliminarQuiero decirte que comparto al 100x100 el contenido de tu comentario.
Un abrazo, paisano
Como no compartirlo, Todo, una tristísima verdad.
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