martes, 30 de abril de 2013

LOS MERCENARIOS DE LA POLÍTICA


Creo que ya no quedará ningún español sin saber quiénes son los verdaderos mercenarios de la política en España. Son precisamente aquellos a los que la boca se les ha estado llenando de arengas sobre el patriotismo, sobre España y los españoles. Es una plaga que dura siglos y siglos y que nadie ha podido  aún fumigar.

Son como aquellos miembros de una secta judía que afectaba rigor y austeridad, pero eludía los preceptos de la Ley, y, sobre todo, su espíritu. Son los fariseos de entonces y de siempre, los judas de cualquier organización, de cualquier Nación.

Son como la hipocresía más pura, fingiendo cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan por todos los demás.

Son como la mentira y que se manifiestan contrarios a lo que se sabe, cree o piensa. Ellos se erigen como la única verdad posible, la imponen con fuego y con saña.

Son los mercenarios que siempre anidaron en esta vieja España. Los que bien cobran “sus servicios” aunque supongan la ruina de los demás. Son estafadores por excelencia y de la estafa se han servido siempre, de la estafa y del chantaje. La carcoma que ha corroído, desde siempre, a este desgraciado País.

Se han servido de dioses e iglesias que son como ellos, mercenarios de la fe que bien que les posibilita el atesorar riquezas y privilegios. Ninguno de ellos ha trabajado nunca y ni han tenido que enfrentarse con la miseria y con la desesperación más absoluta. Jamás. Ellos, predispuestos, ya nacen en el nido donde las víboras de la gorgona les alientan a mentir las veces que sea necesario con tal de conseguir que la mentira se considere verdad. A ellos nunca alcanza la pobreza, la pobreza no está hecha para ellos. Ellos son los que la provocan con el objetivo de doblegar las voluntades y obtener las mayores ganancias. La confusión es una de sus armas más poderosa y se prodigan en difundirla, para que las buenas gentes caigan en sus mentiras y no alcancen a diferenciar lo bueno de lo malo, lo público de lo privado.

Su preocupación está en ocupar la mayoría de los cargos en todos los organismos que tengan poder. Es el poder lo único que ambicionan. Es el poder que ellos tergiversan y manipulan hasta convertirlo en mero súbdito suyo. Son mercenarios y ambicionan toda riqueza, es el dinero su único afán. A ellos, nunca interesó las gentes que hacen posible que todo funcione. Las gentes, que no son más que la esencia de ese Poder y de esa Nación. Las gentes, que sufren y padecen sus infames designios y sus leyes intencionadas. Las gentes, a las que habría que servir para lograr su bienestar y felicidad, que ese debiera ser el único objetivo loable del que entiende la política como un servicio público, que no es otra cosa. Pero ellos son mercenarios y se sirven de esos ciudadanos para arrebatarles lo que sólo es de ellos, lo que de su trabajo ha sido posible y puesto en común. Nunca entendieron el bien común, nunca nadie les enseñó qué era eso. Ellos se aplican gustosos en su propio bien privativo para que los demás sólo seamos sus esclavos.

Se creen importantes los mercenarios cuanto más roban y atesoran ellos. Saben que su dinero (Que es el nuestro) es la mejor arma inventada para su saqueo. Son el botín de sus guerras que siempre van contra la mayoría de la gente. Ellos nunca han servido a ninguna nación, ellos siempre se sirvieron de ella para su latrocinio. De ahí sus fortunas. Las guardan lejos para que nadie las conozca y sepa. Ninguna fortuna se obtiene por el trabajo honrado, ninguna. Pero no hay justicia que los ajusticie. Porque la justicia también es suya y la manipulan y la cercenan. La chantajean y la compran.

Que tengamos paciencia dice un mercenario tonto y cobarde, como si a más de 6 millones de desempleados les quedara algo de esa paciencia que pide. Como si los cientos de miles desahuciados y endeudados para el resto de la vida, fueran a tener alguna posibilidad para rehacerlas. Como si al resto de los 16 millones que aún trabajan no los fueran a despedir en los próximos dos años. Como si los mayores de 50 años pudieran volver, algún día, a trabajar. Como si los muertos fueran a resucitar de las tumbas del sistema que él defiende. A él le importa un bledo, a él nunca le falta. Siempre le llovieron sobres, como a todos los mercenarios. Tras más de cinco años, a su cinismo no se le ocurre ninguna otra idea. Nunca la tuvo, sólo mentiras y mentiras. Conseguir el poder y la inmunidad que procura. Sobre todo en situaciones internas, donde está claro que sólo son mercenarios de la política y que han cobrado de todos y por todos.

España y Patria, Patria y España, ¿De quiénes?, pregunto. No cabe ninguna duda, es de los mercenarios que la han llevado y la llevan a la situación actual donde el esfuerzo y la miseria siempre es del mismo. Los mercenarios nunca sufren ni padecen las desgracias, que por algo saben bien aprovechar el infortunio de los demás para el suyo propio. Y se hacen más ricos y poderosos y su dolor por España es bastante más pequeño, un leve y pasajero dolorcito de cabeza.

Porque para ellos, España es sólo la realidad que ellos viven día a día y nada tiene que ver con la España que padecemos todos los españoles que no somos ni mercenarios, ni ensotanados, sólo meras estadísticas. Porque, por encima de todos ellos, somos personas, seres humanos con toda la dignidad y con todo el derecho a vivir nuestras vidas con los recursos apropiados. Y que ni ellos, ni otros como ellos, tienen el más mínimo derecho a arrebatarnos. Todo lo contrario.

Has de saber que en los últimos días sobrevendrán tiempos difíciles, porque habrá hombres egoístas, avaros, altivos, orgullosos, maldicientes, rebeldes a los padres, ingratos, impíos, desnaturalizados, desleales, calumniadores, disolutos, inhumanos, enemigos de todo lo bueno, traidores, protervos, hinchados, amadores de los placeres más que de Dios… (3.1 Epístola II de Pablo a Timoteo)

Son los mercenarios de la política. Échenlos de sus vidas. Nunca les deleguen su poder, lo utilizarán en su contra. Es lo que siempre han hecho.


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