miércoles, 8 de mayo de 2013

¿NUEVO ORDEN MUNDIAL O NUEVO DESORDEN MUNDIAL?


Desde hace siglos, grupos reducidos de gente pero muy poderosos y muy ricos han estado y están, aún más en la actualidad, trabajando con un solo fin que se le conoce como “UN NUEVO ORDEN MUNDIAL”.

Esos grupos de gente no han escatimado recursos ni esfuerzos para conseguirlo. Sus descendientes siempre se han mantenido fieles a los objetivos iniciales de sus antepasados. Hoy son más poderosos que cuando unos pocos de ellos decidieron acometer esa empresa que sabían les llevaría siglos de espera, de paciente espera.

Han provocado guerras, hambres, pestes, crisis económicas; han evitado desarrollos tecnológicos que hubieran significado un antes y un después en las relaciones humanas. Han variado la naturaleza de las cosas y destruido ecosistemas completos. Han manipulado las voluntades de millones y millones de personas con el fin de que sus preceptos fueran admitidos como verdaderos y positivos. Han constituido entidades supranacionales para eludir los controles de aquellas naciones más beligerantes con sus indicaciones e imposiciones. Controlan todos los medios de comunicación escritos, audiovisuales, radiofónicos y la Internet. Controlan a la gran banca mundial y a las grandes multinacionales. Su poder en el mundo ya es incuestionable. Sólo les queda dos cosas por hacer en la culminación de su secular empresa: que desaparezca el dinero en metálico y que nos puedan implantar un chip electrónico en el brazo, bajo la excusa más imbécil. Ambas cosas están más cercanas de lo que podamos imaginar. Y nuestra esclavitud será total, sin barrotes, sin jueces ni vigilantes, por un trozo de pan duro haremos lo que ellos quieran.

Lo que yo siempre me he preguntado es ¿Por qué? Por qué un grupo de unas 60 ó 70 personas, y siglo tras siglo, tiene como meta ese objetivo de Un Nuevo Orden Mundial. No es que no estaría mal un nuevo orden, es la forma, los medios empleados hasta ahora para cumplir con su objetivo y el final predecible que se intuye. No son los seres humanos los que vayan a beneficiarse de ese nuevo orden mundial, no lo parece ni de perfil. El curriculum que les precede no apunta para nada en esa dirección. ¿Entonces?

¿Sería acaso tal colosal empresa para dar satisfacción a quienes puedan creerse dioses? ¿Juegan a ser dioses? ¿De qué tipo de dioses? Qué fuerza sobrenatural es la que los ilumina en la consecución de tal empresa. Y, esa fuerza sobrenatural, ¿De dónde procede o de quién?

Porque llevan siglos trabajándose el asunto y el mundo no está mejor, si no todo lo contrario. Quizás se trate de eso, de empeorarlo de tal forma y manera que sus soluciones sean acogidas como agua de mayo. Son ellos los que han provocado la situación del mundo en nuestros días y ¿Serán ellos los que nos provean las soluciones? Raro, raro. Todo resulta contradictorio y mosqueante. Quizás hayan pisado el pedal del acelerador para dar por cumplida la misión lo antes posible.

Así que, aquel despertar de las Humanidades en el Renacimiento, se fue diluyendo hacia la pesadilla mercantilista en la que estamos sumidos. Ese poder sobrenatural, sólo conocido por esos 60 ó 70, nos ha conducido a ser sólo una mano de obra esclava y excedente. A ser nosotros el problema y ellos la solución a través de ese nuevo orden mundial, donde sólo quedaran los justos y necesarios ¿Ciudadanos? para que estas élites puedan dormir tranquilos sin pensar que este mundo se va a quedar sin recursos para todos. También así, su pensamiento y filosofía no conocerán de rivales, que siempre es más cómodo y sus riquezas, fortunas y propiedades no correrán peligro alguno.

Yo no se usted qué puede pensar de todo esto o si ha llegado incluso a planteárselo. El caso es que para mí, ese nuevo orden se lo podrían meter donde les cupiera. Porque yo hubiera preferido que la efervescencia de las artes y de las humanidades del Renacimiento hubieran seguido desarrollándose al infinito. Que las cuestiones mercantiles y financieras, se hubieran quedado sólo de apoyo para que todas las capacidades evolutivas contenidas en nuestros míseros cuerpos, hubieran tomado las alas del infinito universo. Un orden que impusiera la solidaridad y la protección de las necesidades vitales de todo humano, por encima de las meramente dinerarias. Ese maldito dinero ideado por ellos para dominarnos.

Así, cuando todas las posibilidades de crecimiento evolutivo están garantizadas, es posible hablar de un nuevo orden mundial, donde el ser humano es el centro y el beneficiario de todo cuanto le rodea. ¿O no fue creado para ello?

“Y creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó macho y hembra“. (Génesis)

Entiendo, pues, que hay otra fuerza distinta a este Dios del que somos parte, y que, desgraciadamente, es la que nos está ganando la batalla.

No se trata, entonces, de un nuevo orden mundial, si no que más bien se trata de un DESORDEN MUNDIAL, que tenemos ante nuestra narices.

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