jueves, 4 de julio de 2013

DE BARREIRO Y SUS ESCOLTAS


Hace unas semanas hemos estado viendo cómo se reducía la presencia de efectivos de la policía local de Cartagena en La Manga y zonas de playa durante la época veraniega. Nos explicaron los responsables del tema que sólo se pretendía optimizar y rentabilizar los efectivos destinados al servicio de playas para no incurrir en un exceso de horas extraordinarias.

Como a cualquiera, todo lo que sea economizar en gastos del consistorio, a mi me parece muy bien, siempre y cuando esos ahorros se traduzcan en bajada de los impuestos y tasas municipales. En aras de esa economía yo me pregunto, qué necesidad tiene nuestra alcaldesa en mantener a su lado a un cabo y tres números en servicio de escolta y un coche de renting de gama media para su servicio. Hemos de recordar que, además, dispone de un coche de alta gama con chófer del parque móvil municipal y de una secretaría particular. Cuáles son los peligros y las amenazas a las que se ve expuesta y si cuando ha de permanecer en el Congreso de Diputados -en su otro puesto de trabajo- prescinde de ellos o son sustituidos por policías nacionales o no. Porque si los escoltas municipales no le acompañan en sus viajes a Madrid y no son éstos sustituidos por la policía nacional, ¿A qué estamos jugando? ¿Necesita o no de esos escoltas para su seguridad personal? ¿Cuáles han sido los partes de incidentes que tales escoltas han presentado ante sus superiores en estos últimos 18 años con respecto a la seguridad de la excelentísima?

Dios me libre de ser mal pensado y de dudar de la conveniencia de tal servicio a nuestra máxima regidora, Dios me libre. Hace años que la única amenaza terrorista hizo un alto el fuego que aún mantiene, lo recuerdo, y, así de pronto, como que no veo la necesidad por ningún sitio. Las amenazas locales si hicieron todas en el inicio de la década de los noventa, no digo yo que alentadas por los grupos de la oposición de entonces, pero sí que no eran tan justificadas como lo serían hoy. Porque, al menos, en aquellos años se consiguió un Plan Especial para el desarrollo de Cartagena y su Campo y hoy, sencillamente, ni hay Plan, ni nada que pudiera parecérsele. Si hay más desempleo porcentual que entonces, menos industria y unas nuevas infraestructuras que no llegan nunca y las que hay, deteriorándose a pasos agigantados. Y a Murcia capital ni mú, exigencias ninguna.

Estos policías locales están sujetos a lo que llaman el Régimen Especial de Disponibilidad (Voluntario) como otros miembros de la Policía Local. Este régimen (que de cabeza lleva siempre a los máximos responsables) regula el número de horas a realizar por los guardias y no podrán superar los 18 días al año, según se negocie anualmente. Aquí puede que se produzca un agravio comparativo entre estos escoltas y el resto de compañeros, pues no es muy difícil calcular que superarán con creces ese número de días al año, ya que las necesidades de nuestra alcaldesa son inescrutables, así como sus desvelos para con los cartageneros y cartageneras. Algo que nada tiene que ver con la situación ruinosa, no ya de la ciudad en sí, si no de todo el municipio, de su propio ayuntamiento y de todos los ciudadanos que ven, en el día a día, como sus empleos y recursos van desapareciendo de sus ya maltrechas vidas. Pero no hemos de olvidar que se trata de nada menos que de la seguridad de nuestra alcaldesa, excelentísima e ilustrísima señora, y que todo es insuficiente para que ella se encuentre bien.

Una vez al año reciben un vale, a canjear en el Corte Inglés, para que sustituyan su ropa de paisano ya que ellos no usan del uniforme. Esto es justo, faltaría más. Lo que considero que no es justo es que se mantenga este tipo de servicio que, haciendo un cálculo muy por encima y a lo bajo, podría rondar los 125.000 euros al año y que no responde a la esencia del mismo, ni cuenta con la adecuada justificación.

Sustraer medios personales y materiales, que debieran estar al servicio de los ciudadanos, hace, por parte de quien los sustrae, incurrir en una situación de privilegio que no le corresponde ni, lo que es más importante, necesita.


Situaciones como esta a las que habría que añadir una relación de súper jefaturas en la policía local como la de un inspector jefe, la de un director general, la de un concejal y la de una academia, también con sus respectivos mandos y que la Comunidad Autónoma ha dejado de sufragar en su parte, podríamos decir que tenemos una de las policías locales más cara de toda España. Podría explicarse así, cómo la percepción de los ciudadanos sobre su policía local no es nada buena. Son percibidos como más preparados y enfocados a la imposición de multas y a la recaudación de los dineros necesarios para pagar tal mastodonte y no como agentes cercanos al ciudadano y en los que poder confiar.

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