Nunca
me gustó eso que llamaron la concertación educativa. Con esta denominación se
camuflaba la enseñanza privada con la pública cubriendo el ciclo de la ESO. O
sea, que con el dinero público se les hacía un favor a aquellos que no querían
que sus hijas-os fueran a los centros públicos y se vieran obligados a conocer y
compartir la diversidad, la pobreza y la desigualdad que existe en la sociedad
donde viven, ni a recibir el mismo trato ni a ver la precariedad de unos
centros y unas aulas que no están a la altura ni al nivel social de quienes
poseen altas rentas y pronuncian mucho las “eses” y visten muy a la moda y
pueden, perfectamente, pagarse su enseñanza privada y discriminatoria.
Con
razones siempre muy justificadas, en un momento clave y en aras de la
universalización de la educación se produjo ese trasvase de recursos; el
problema es que nunca hay suficiente para todos y se opta por detraer de las
instalaciones públicas y de sus programas educativos y actividades, de su bienestar
y confort, abocando a lo público a la precariedad más absoluta. Esa es la
cuestión, las prioridades. Visiten uno de esos centros concertados, que siempre
serán privados, y verá la manifiesta e irracional diferencia con los públicos. Lo
público pierde su dignidad adquiriendo una apariencia que lo hace despreciable.
Esa es la idea.
Lo
digo con conocimiento de causa. Estuve hace unos días en el salón de actos del
Instituto de Educación Secundaria ‘Isaac Peral’ en Cartagena y me encontré de
vuelta a mis años mozos, pues fue allí donde hice mis últimos cursos del
bachillerato superior y el COU. Aquel salón de actos estaba igual que cuarenta
y tantos años atrás. Las mismas butacas, el mismo suelo de terrazo, el mismo
escenario, los mismos cortinajes, las mismas paredes blancas. ¡DABA PENA!,
mucha pena ver todo eso. Las butacas son para faquires y la base donde las
nalgas toman asiento no llega ni a la mitad de los muslos y aprecias en ellas,
y con mucha nitidez, toda la estructura de hierro que contiene esa más que arcana
goma-espuma; el respaldo, apenas una franja a mitad de la espalda, dejando que
sientas el peso de tu sesera al aire. Pero, ¡Claro!, no solo era este salón de
actos, todo el centro educativo estaba igual que entonces, las mismas viejas
puertas y mobiliario, solo los profesores eran distintos a los que yo tuve,
aunque he de decir en su favor, que su afán y entrega por la educación pública no
se ha resentido a pesar de tanto agravio ni por el contexto en el que han de
transmitir sus conocimientos y enseñanzas. Muy deplorable y visiblemente
mejorable para tan digna labor de educar a nuestros hijos y la consecuencia de
no disponer de los recursos económicos suficientes.
En
estos días, quizás el próximo miércoles, el aún gobierno popular de esta Autonomía con su imputado y aún
presidente pretende aprobar una Orden de la Consejería de Educación donde
ampliar el concierto a la FP y al bachillerato. Calculan un coste inicial de
tres millones de euros, que volverán a ser sustraídos de la pública y que se
verán aumentados considerablemente año tras año en detrimento de lo de todos.
De
tal manera que los estudiantes de la privada no tendrán que abandonar sus
centros privados para recibir la FP y el Bachillerato, cerrando así el círculo.
Sus padres no tendrán que arañarse el bolsillo y pagar los 200 ó 300€ mensuales
que les cuesta ahora mantener a la criatura en estos centros sin concertación. Al
final, hemos de partir de una serie de premisas para entender toda la
operación:
1ª.-
La mayoría de las familias que llevan sus hijos a estos centros
privados-concertados son familias de una clase social media-alta (aunque en sus
declaraciones de la renta aparezcan como pobres de solemnidad para soslayar los
requerimientos legales de acceso) y mayormente con una gran significación
religiosa, aunque ya casi no existan los religiosos de antaño.
2ª.-
Durante los años del concierto estas familias pudientes se han ahorrado un
pastón que ha sido pagado por todos y que, perfectamente, pueden destinar a
otras necesidades. Con ello, se les hace un grandísimo favor, son más pudientes
aún.
3ª.-
De alguna manera, por ejemplo a través de las AMPAS, han obtenido fondos
adicionales e ilegales para el mantenimiento de sus centros. Doble financiación
que se llama. Además de las actividades extraescolares que desarrollan y que
administran.
4ª.-
El ejercicio, porque para estos centros, no se olvide, es un negocio como
cualquier otro, les sale con beneficios que quedan en la empresa propietaria
del centro y sus socios.
5ª.-
Son cientos y cientos de millones de euros los que se dedican a los conciertos,
(Todos los años tienen subidas), mientras los centros públicos ven recortadas
sus inversiones, mantenimientos y mejoras.
6ª.-
Apelan a la igualdad cuando, paradójicamente, lo que han estado creando es una
desigualdad creciente en la enseñanza pública.
La
derecha es especialista en crear burbujas y esta de la educación concertada no
deja de ser otra más. Explotará y, como ya ha ocurrido en otros sectores, las
pérdidas volverán a ser nacionalizadas. Además, esta derecha caciquil es
experta –vean si no los índices de los últimos 6 años- en generar más
desigualdad e incrementar las diferencias entre los que más tienen y lo que
menos y continuar con la segregación por motivos religiosos y por sexo. No
olviden que más de un tercio de la población española, a día de hoy, se puede
considerar como pobre. Esa derecha vela con celo que sus seguidores no sufran
las consecuencias de los recortes, sino todo lo contrario.
La
educación pública es garante, debe serlo, de la cohesión social, posibilitando que la diferencia entre quienes más
tienen y quienes menos se reduzca en lugar de acrecentarse.
Son la educación pública y la sanidad pública los grandes resortes de un
Estado Social, de Bienestar y de Derecho, pero esta derecha incumple, siempre
que puede, el artículo 31.1 y 2 de nuestra Constitución, que dicen:
1.- “Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo
con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en
los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance
confiscatorio.”
2.- “El gasto público realizará una asignación equitativa de los recursos públicos,
y su programación y ejecución responderán a los criterios de eficiencia y
economía.”
Con las políticas más neoconservadoras y neoliberales de esta derecha
caciquil se incumplen esos preceptos, creando una sociedad con unos índices de
desigualdad inadmisible y superior a cualquier otro país de la comunidad
europea. No olviden que la verdadera concertación es la ocurrida en estos
larguísimos años de crisis financiera y económica: Se trasvase el dinero de la
mayoría a una minoría y se hacen cada vez más ricos y ricos.
¡Así vamos!
¡De mal en peor!
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