miércoles, 14 de julio de 2010

VIVA LA ROJA

Cómo mantenerse alejado, aunque uno no sea aficionado, a la marea de La Roja. Estos 23 jugadores y su equipo técnico han inyectado, a esta España nuestra, la mayor dosis de catarsis desde el descubrimiento de América.

Decían los griegos clásicos que catarsis era “la purificación ritual de personas o cosas afectadas de alguna impureza”. Dice nuestro gran diccionario de la lengua: “Sentimiento de purificación o liberación suscitada por alguna vivencia causada por cualquier obra de arte” “Expulsión espontánea o provocada de sustancias nocivas al organismo” y “Eliminación de recuerdos que perturban la conciencia o el equilibrio nervioso”

Los españoles hemos encontrado, a través de este mundial de fútbol, un vehículo de unión entre todos nosotros. No ha habido injerencias de necios e hipócritas nacionalismos. Tampoco de partidos políticos, incapaces de llegar, de aglutinar, de ilusionar, de solucionar; sólo inmersos en alcanzar su parcelita de poder, de poder para hacer nada, sólo el paripé. Los españoles nos hemos sentido una gran nación. Y así ha de seguir. Nadie tiene, tras esto, ninguna justificación, ni siquiera el motivo para menoscabarlo.

Ha tenido que ser un juego. Ya ven. Un juego el que, a pesar de la crisis, de los desempleados, de las rebajas salariales, y de la pérdida del estado del bienestar, ha sido capaz de llenar las calles y las plazas de España con nuestra bandera. Un grupo de jóvenes sin intereses especulativos, sólo con su trabajo y esfuerzo. Sin engañar a nadie. Con 600 mil euros creo que les priman. Dinero ganado y limpio. Dudo que éste fuera su interés. Su interés era regalar a nuestro País la ilusión y la fuerza de una Nación. Una Nación que ha sabido despertar de su largo letargo. Incluso el beso de Iker a Sara. Un beso a rebosar de sinceridad y de ternura, porque era honesto. Así es como me gustaría que besáramos todos a España, con honestidad.

Lo que suceda a partir de ahora no será por culpa del juego. Será culpa de partidos como el PP. Ese que tanto y siempre ha alardeado de españolidad. De falsa españolidad. Dirigentes que sólo ansían el poder del Estado sin nada que ofrecer al país, ni siquiera en las situaciones de emergencia, en las que la unidad y el apoyo al que gobierna son del todo necesarios. Ese partido de fariseos y de estafadores. Ese partido de cuellos blancos e inmaculados, culpable de gran parte de nuestra crisis. Fortunas in declaradas, por ilegales, jalonan sus filas. Basadas todas en estrategias empresariales y contables. De finas y numerosas hebras que resultan casi de imposible definir. De justicias y justos comprados. De bocas y hasta pensamientos acallados. ¡Menudos son! Pocos, de ellos, son los que juegan al fútbol. ¡Para qué tanto esfuerzo físico! Total, con comprar el árbitro, ganamos el partido y si fuera necesario nos traemos al obispo para que lo bendiga por la gracia de Dios. Y después unos bocadillos para todo el personal y todos contentos.

No sigan crispando. Con ello no volverán a conseguir la dirección de este país como en el 96. Ayuden y colaboren en sacarlo de la situación en la que estamos. Únanse al resto del equipo, las reservas también juegan. Hoy y mañana tendrá lugar el debate sobre el estado de La Nación. Tienen la misma oportunidad que tuvo nuestra selección, aprovéchenla y únanse al equipo nacional.

Se que es tarea imposible pero no por ello dejaré de pedirles sólo una cosa:

SEAN HONESTOS (“Decente o decoroso. Recatado, pudoroso. Razonable, justo. Probo, recto, honrado”) Y al que apunte la menor duda de esa honestidad apártenlo. De no ser así serán, todos, cómplices.

El espíritu que nos han regalado debemos aprovecharlo. Ganemos con coraje, y entre todos, a nuestra querida ESPAÑA. A esa ESPAÑA que otros nos han tenido secuestrada durante tantos y tantos siglos.

¡VIVA LA ROJA!

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