lunes, 21 de marzo de 2011

PARA UNA BUENA ELECCIÓN EN MAYO

Percibo que mis conciudadanos no tienen claro todo esto de los votos. Ahora que está próxima una convocatoria electoral es cuando surgen las posiciones más o menos claras de qué hacer con el derecho al voto. Que si me decanto por el nulo o por la abstención o por el voto en blanco.

Me he molestado en revisar los datos de las elecciones de 2007 en nuestra Comunidad Autónoma. Y en base a esos datos quisiera hacer una serie de interpretaciones que pretenderán ser de lo más objetivas.

Ocurre, quizás por nuestra manera impetuosa de abordar los temas, que a las puertas de la convocatoria electoral, todo son opiniones, propuestas y soluciones. Afloran los sentimientos contrarios al sistema que nos rige y nos embarga la confusión, la rabia por la impotencia y la contradicción. La cuestión, creo, es que no es ahora el momento de cambiar el sistema de bipartidismo. Cualquier cambio en la forma de gobernar habría que acometerla pasadas las elecciones. Lo que sucede es que una vez pasados los comicios, ya no nos interesa tanto y nos abandonamos a la complacencia. Para bien o mal, así somos. Y lo de afiliarnos a los partidos como que no nos va. No somos responsables, pero nos hierve la sangre en cada elección. En cualquier proceso electoral hay unas normas y reglas. Es bueno conocerlas para que nuestro voto cumpla con nuestro objetivo, que no ha de ser otro que el de mejorar nuestras condiciones de vida.

En esas elecciones fuimos 971.636 (100% de los votos) los convocados. Emitimos voto 656.228 (el 67,53%). La diferencia de 315.408 votos (el 32,47%) correspondió con las abstenciones, no fueron a votar. Esto si me parece que sea importante, que 315.408 ciudadanos de la Región de Murcia no ejercieran su derecho al voto. Derecho y Deber, así habría que considerar cualquier convocatoria electoral. Usted vote lo que quiera, pero vote, asuma su responsabilidad.

De los 656.228 votos útiles, 42.236 votos no sirvieron para nada, porque de ellos, 28.930 fueron a parar a 22 formaciones políticas que no obtuvieron representación alguna en los municipios por los que se presentaban, voto disperso. La Ley Electoral establece que para tener derecho a participar en el reparto de escaños hay que superar el 5% de los votos. Y 13.306 correspondería con los votos en blanco. Aquí no aparecen los votos nulos, no cuentan.

De esta forma, a los partidos con más del 5% de los votos y con posibilidades de obtener escaño, fueron 613.992 votos. Reparemos que aquellos 42.236 votos son inútiles por su dispersión en 22 formaciones políticas, pero por el contrario y junto con los en blanco, elevan el número de los votos útiles y por lo tanto del 5% necesario para incluirse en el reparto.



No votaron 315.408
Votos útiles 656.228 (sobre este número se obtiene el 5% de votos mínimo y necesario (32.811) para optar a escaño)
Votos dispersos 28.930
Votos en blanco 13.306
Estos votos dispersos y en blanco han servido para tener 656.228 útiles de donde se obtendrá el 5%.

Como los 28.930 no superan el 5%, se restan. Y los 13.306, al ser en blanco, no se pueden adjudicar a ningún partido, se restan. Los votos a los partidos, a partir de los que se reparten los escaños, serán, por lo tanto, de 613.992.

Otra cuestión a tener en cuenta es que la abstención, el no ir a votar, siempre beneficia al que se encuentra en el gobierno, sea municipal o autonómico.

Les pondré el ejemplo de Cartagena en las elecciones municipales de 2007 y les intento explicar cómo funciona:

Se presentaron 5 formaciones políticas, PP-PSOE-IU/LV-MC-CDL

El censo de votantes ascendía a 149.694 personas de las que emitieron voto 84.099 (56% +/-) La abstención supuso 65.595, se quedaron en casa.

De los 84.099 votos, que son los que se tienen en cuenta a la hora de fijar los escaños a cada partido, tenemos que:

El PP obtuvo 46.243
El PSOE obtuvo 25.786
MC obtuvo 6.307
IU/LV obtuvo 3.540
Y CDL obtuvo 832

Las cinco formaciones políticas obtienen 82.708 votos. Como IU/LV y CDL no alcanzan el 5%  (4.204) de los votos, quedan fuera del reparto. Sus votos sumados 4372 más los 1.391 en blanco sólo han servido para fijar el 5% que fija la ley. 5.763 votos inútiles.

Les incluyo el cuadro donde se produce el reparto de los escaños.

El índice divide el número de votos entre 1,2,3,4,5, etc., hasta que sean adjudicados el número de escaños. A mayor índice entre los partidos se adjudica un concejal. En caso de empate se adjudica a lista más votada.

Votos PP
Índice
Concejal nº
Votos PSOE
Índice
Concejal nº
Votos MC
Índice
Concejal nº
46243
46234
1
25786
25786
2
6307
6307
12
/2
23122
3
/2
12893
5
/2
3154
22
/3
15414
4
/3
8595
8
/3
2102

/4
11561
6
/4
6447
11



/5
9249
7
/5
5157
14



/6
7707
9
/6
4298
17



/7
6606
10
/7
3684
20



/8
5780
13
/8
3223
24



/9
5138
15
/9
2865
27



/10
4624
16
/10
2579




/11
4204
18






/12
3854
19






/13
3557
21






/14
3303
23






/15
3083
25






/16
2890
26






/17
2720








Como en el Ayuntamiento de Cartagena son 27 escaños, el reparto se acaba al llegar a dicho número.

Hemos visto que los votos en blanco no se han sumado a ningún partido, simplemente no se consideran. Son votos, al igual que los nulos, sin utilidad alguna. Benefician a la lista más votada. Elevan el número de votos a la hora de aplicar el 5% mínimo para obtener representación, para nada más sirven. Otra cosa bien distinta sería que se presentara un partido bajo el nombre de los votos en blanco. Sería entonces cuando esos votos tendrían un destinatario. Y otra cosa sería cuando esos votos en blanco supusieran más de un 25% de los votos emitidos. En este caso de Cartagena, estaríamos hablando de 21.024 votos en blanco (sobre los 84.099 emitidos). O en el caso de nuestra Comunidad Autónoma de 164.057 votos en blanco (sobre los 656.228 emitidos) En ambos casos me parecen muchos votos en blanco. Y aún a pesar de que fueran, ¿en qué cambiaran las cosas? La lista más votada seguiría siendo la lista más votada y obtendría sus correspondientes representantes. Sólo quedaría la literatura.

La realidad, nos guste o no, es la que es y no hay otra. Es esa realidad la que quizás hubiera que modificar. Y seguramente, insisto, no es a través de una convocatoria electoral la forma para hacerlo. En ellas no nos estamos jugando el sistema electoral, simplemente nos jugamos nuestro bienestar.

Las elecciones municipales y autonómicas, quizás por ser un año antes de las nacionales, se convierten más en castigo al gobierno de la nación que a lo que verdaderamente estamos votando.

Por ello hay que tener claro qué estamos votando, para qué se nos convoca en este acto electoral. Son elecciones municipales y autonómicas, no son las nacionales. Y hay que ver la gestión de nuestros Ayuntamientos y Comunidad. Si a aquellos que elegimos en la anterior convocatoria han cumplido con nuestras esperanzas y con dar respuesta a nuestras necesidades de vivir dignamente. Y el año próximo votaremos las nacionales, no nos confundamos de fechas.

Y sobre todo tener claro qué va a suceder con nuestro voto. ¿Va a ser útil sólo para conformar el 5% (votos en blanco)?, ¿No va a contar por ser nulo? ¿O va ir destinado a formaciones políticas sin posibilidades de obtener siquiera el 5%? La realidad hay que conocerla para poder entenderla.

Hemos de plantearnos si quien gobierna nuestro municipio y comunidad ha hecho bien su trabajo. Si nos han posibilitado mayores cotas de bien estar. Si el tiempo que les hemos dado ha merecido la pena, si nos han robado libertad, si nuestros impuestos han sido bien empleados, si han mirado por todos nosotros o sólo por algunos. Si su gestión nos ha hecho más ricos o más pobres. Si estamos más contentos o no. Si nos hemos sentido engañados. Porque cuando todas estas cosas y otras de la misma índole no han sido cubiertas, o sí, es mejor que cambiemos. Si el viento nos molesta por  que lo tenemos de frente, es mejor despojarnos de los prejuicios y simplemente darnos la vuelta.

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