martes, 24 de mayo de 2011

HOY, EL CIELO ES MÁS AZUL

También lo es España. El PP ha obtenido los mejores resultados electorales de toda la democracia. Los ciudadanos españoles así lo han expresado, así lo han querido y se supone que con toda la libertad que nuestro sistema político garantiza. No le cansaré con análisis ni con ejercicios mentales que a nada nos conducirían. Cada sociedad tiene lo que quiere o lo que se merece. La española prefiere el azul y no el rojo, sólo le falta La Moncloa. Palacio éste que deseo, fervientemente, alcancen lo antes posible.

Los Palacios, por otro lado, siempre fueron azules. ¿Qué sentido tenía que lo ocupara el rojo? Las cosas vuelven a su sitio. También volverán las clases sociales y veremos más ricos y más pobres. ¿No manda quien tiene el dinero? Pues eso. Los desarrapados han de volver a sus lugares de donde nunca tuvieron que haber salido. La sangre, que no todos la tienen roja, también es azul en aquellos que han sido ungidos. Éstos siempre son los que mandan y ordenan, el pueblo a obedecer y sin rechistar.

En apenas 30 años, en los españoles ha quedado grabado que cuando el Psoe gobierna llega el desempleo y la ruina. El capital es de la derecha y cuando ellos gobiernan aumenta el trabajo y el dinero circula. Treinta años y esta es la conclusión a la que llegan los ciudadanos: La derecha es riqueza, la izquierda es ruina. Permiten el enriquecimiento ilícito a los que son de la derecha y no lo permiten en la izquierda, cuando en ninguno de los casos sería permisible. En el subconsciente mantenemos el perdón a los que son, de una manera u otra, poderosos; es aceptado como algo consustancial a su clase. Pero, ¿cómo lo vamos a consentir en aquellos que son iguales a nosotros? ¡A muerte con ellos, desgraciados! Distinto rasero de medir ante el mismo crimen. Cosas del subconsciente.

Lo mejor para España es no hacer experimentos. Siempre fuimos lacayos y sirvientes. Cuando intentamos levantar cabeza ya se encargan de que la bajemos de nuevo. Esta es nuestra historia. A partir de ahora retornaremos al medievo y por un chusco de pan perderemos nuestra dignidad. Eso de la democracia y de la redistribución de la riqueza nunca lo entendimos muy bien. Somos unos analfabetos de la democracia, del presente y del futuro. Se constata con los últimos resultados electorales. El trabajador, el que no tiene la sangre azul, ni el dinero, votando en masa a la derecha. Poniendo en sus manos el control total de nuestra sociedad. ¿Espera aquel trabajador que la derecha le de algo de gratis? ¿Espera, quizás, vivir mejor? ¡Que con su sudor se lo gane! Cuando ellos, dueños del dinero, harán lo que les plazca y venga en gana. Y con nuestro trabajo harán más dinero en sus bolsillos, que no en los nuestros.
 
Cuando miles y miles de jóvenes, que han entendido el engaño, consiguen su unión (a los que llamábamos los ni-ni) para conseguir y plantar cara al capital, aquí les damos la fuerza de los votos al enemigo. O, ¿cuándo nos vamos a enterar que este sistema capitalista es nuestro demonio? El capitalismo nos conduce al suicidio, no ya colectivo, sino mundial. ¿Pensamos que este consumismo atroz, y parte fundamental del capitalismo, puede durar mucho más? ¿Es acaso este mundo ejemplo de bienestar, de crecimiento sostenible o de paz? Ese capitalismo tiene, por siglos, endeudado al mundo. Y los índices que nos gobiernan hablan de PIB, IPC, índices y rentas bursátiles, inflaciones, deflaciones. De índices de contaminación, de alergias, de cánceres y alzhéimer, de parkinson y de ancianos abandonados en residencias de soledad forzada. Para nada mencionar los índices de felicidad de los ciudadanos, de su bienestar cultural, social y económico. Tampoco les interesa cuales son las necesidades reales de la gente. Ellos crean sus necesidades y de éstas sus ganancias. Es lo que quieren, sólo nuestro dinero. Con él aumentan su poder, su cinismo, su arrogancia, su prepotencia, y su desprecio a los que son como ellos, de su misma especie: Seres Humanos.

Todo esto para llenar los bolsillos de esa derecha capitalista que no está dispuesta a cambiar de modelo. Modelo que nos conduce a las desigualdades sociales, a los chantajes económicos y a la miseria de las mayorías. En la fundación de las teorías económicas y de mercado, los estudiosos como Locke y Smith para la justificación de lo injustificable (el dinero) tuvieron que recurrir, ni más ni menos que a Dios. De ahí que consideren, la mayoría, al dinero como a Dios mismo. Pienso que este es nuestro mayor problema: equiparar el valor de una cosa inerte y sin valor propio con aquello que es la esencia y el origen de la vida en todo el Universo.   

De momento, a ellos les va muy bien y encima les dan las mayorías.   


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