jueves, 6 de octubre de 2011

¡EN MANOS DE QUIÉN ESTAMOS!

La alcaldesa de Cartagena y, de nuevo, candidata del PP para el Congreso de los Diputados ha metido la gamba: Reclamar a la Seguridad Social los IBIS de los edificios que tiene en Cartagena y que asciende a 274.724€ por los años 2009,10 y 11. Si bien la titularidad de los mismos es de la S.S., también es verdad que el Instituto Murciano de Salud es el beneficiario del uso de los mismos y según lo acordado en las transferencias de la S. S., (2001) entre el gobierno de Aznar y el ínclito Marqués (que por cierto se podía haber estado quieto), le corresponde a éste todos los gastos derivados de su uso. Así tenemos el siguiente escenario: La demandada, la S. Social, dirá que el obligado al pago es el Instituto Murciano de Salud. La consejera Palacios (antigua concejala de Hacienda en el Ayuntamiento de Cartagena) no pagará, entre otras cosas por que no tiene un euro. Tanta es la necesidad de euros que tiene el Ayuntamiento de Cartagena que dispara por si cuela.
¿Paga la Comunidad Autónoma los IBIS de los inmuebles que tiene a su nombre en Cartagena? Si esta pregunta es afirmativa, el Ayuntamiento pasará a ser un acreedor más de la consejería de la sanidad murciana. Y si esto es así pregunto: ¿Por qué no reclamó la alcaldesa los IBIS de 2002, 2003, 2004, 2005, 2006, 2007 y 2008? ¿Cómo se llamaría a esto? ¿Omisión, dejación, trato de favor? Por otro lado, si la respuesta fuera negativa, el ridículo por parte de Pilar Barreiro es de libro, pero encabeza la lista al Congreso. ¡Pero cómo tan excelsa persona ha de estar en tales menesteres!
Ahora van a controlar más a las empresas concesionarias de servicios, que, hasta ahora, buenos beneficios se estaban llevando a costa de los cartageneros y por su dejación. Lleva 16 años gobernando o ¿desgobernando? Esta ciudad de Cartagena, donde, además, sube el desempleo que da gusto. Pero dice ella que el empleo no es competencia suya. 19 concejales y 5 directores generales que no sabemos bien a qué se dedican, aunque, hagan lo que hagan, lo cobran demasiado bien.

La Ley 6/2004 de 28 de diciembre sobre el Estatuto del Presidente y de Consejo de Gobierno en su artículo 9.1 dice: “Para el cumplimiento del deber de eficacia, el ejercicio de la actividad de los altos cargos se desarrollará en régimen de dedicación absoluta y excluyente. Viene esta referencia a la Consejería de Sanidad de nuestra región como recordatorio. No fuera a ser que algunos de sus directores generales compatibilicen su alto cargo con ejercicios profesionales privados y que, con conocimiento de la propia consejera, ésta haya hecho y haga la vista gorda sobre algunos de sus nombrados. Situaciones de este tipo, y otras, podrían explicar la situación de la sanidad murciana que, como sabe, está en banca rota.

En las pasadas jornadas de la Sociedad Española de Calidad Asistencial, el director general de Ordenación y Planificación Sanitaria, dice: “lo que hay que hacer no son recortes, sino medidas para mejorar la eficiencia” para posteriormente afirmar que “no se pueden tener servicios que no se pueden pagar”

Las dos frases son también de libro, o eso me lo parece a mí. Habría que preguntarle al mencionado cuáles son los servicios que tenemos y cuáles no se pueden pagar. Quizás sea una operación cardiovascular, o un tratamiento e intervención oncológicas, o quizás unas cataratas. En cuanto a la eficiencia habría que referirse al nuevo hospital de Santa Lucía en Cartagena. Sólo han pasado unos meses y el servicio de traumatología se ha tenido que volver al Rosell. En el nuevo hospital no contaban con los medios adecuados para su trabajo. Este hospital es de una pobreza constructiva de escándalo, que ya comenzará a dar la cara. Antes de su apertura tuvieron que hacer reformas, algunos equipamientos no cogían en sus destinos. Y siguen con ellas. A pesar de haber mantenido numerosas reuniones entre los facultativos y arquitecto, ninguna de sus consideraciones fue tenida en cuenta. Un hospital que tiene 900 metros de largo, donde en una punta está el servicio de urgencias y en la otra los quirófanos.
No veo la eficiencia por ningún sitio. Además, con la absorción de personal del Naval se da la curiosidad de que en el Rosell hay más cocineros y personal de mantenimiento que enfermos (50 ó 60 camas) Además han vuelto a hacer reformas sobre las reformas.
Ustedes no buscan la eficiencia en la sanidad murciana. Y luego tenemos el famoso parking del nuevo hospital. Sobre unos terrenos cedidos por el ayuntamiento, ustedes lo asfaltan y pintan unas rayitas blancas. Luego le ponen unas vallas y expendedores de tickets y se lo adjudican a una empresa multinacional Isolux Corsán Aparcamientos, S.L. por 329.173,20€. Unas 1.700 plazas de aparcamiento que pingües beneficios dará a la multinacional. Hagan sus cuentas. A partir de 1.000€ diarios todo serán beneficios. ¡Menudo negocio!

Lleva el PP gobernando la sanidad murciana más de 16 años y lo único que han hecho ha sido llevarla a la ruina. En 2006 la deuda de la sanidad murciana era de 65.000.000. En 2007 subió a 131 millones, en 2008 escaló a los 472, en 2009 casi alcanza la cima con 839, en 2010 se corona con 1.077.000.000€.
Ya me contarán eso de la eficiencia dónde está, porque, en todos estos años, han demostrado su ineficacia.

El presupuesto de 2009 fue de 1.788 millones y en sueldos se fueron 1049 millones. Trabajadores en la sanidad murciana a esa fecha 12.668 personas. Si dividimos lo destinado a sueldos entre el personal de sanidad nos da que todos habrían cobrado 82.807€. Lógicamente no es así para desgracia de aquellos que apenas superan los 1.500/mes.
Poco queda del presupuesto para farmacia e inversiones. A 2010 debíamos todos los murcianos 178€ sólo a proveedores (a quienes no pagan), más del doble que la media nacional (82€)

EFICIENCIA, ¿Sabrán cuál es el significado de esta palabra? 16 años y han sido incapaces tan siquiera de acercarse. Pero no se preocupen, los ciudadanos de esta región están bien anestesiados con tanto flúor en el agua y les seguirán votando hagan lo que hagan. Por lo tanto no se me vayan a alarmar, ni les inquiete, en lo más mínimo, este artículo.

Que las verdades en Murcia no tienen ningún valor.


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