jueves, 1 de marzo de 2012

ESPAÑA HUELE A TUFO

A tufo interminable. Porque no han bastado los años que llevamos de robo y expoliación desde el 96. Me río yo del pobre Roldán, la que se montó por los 2 mil millones de ptas. (12 millones de euros) que sisó el sinvergüenza canalla. A parte de él, pocos más eran los llamados al mundo del robo. Todo cambió con la llegada del gobierno del Sr. Aznar. Apenas dos años después, modificó la Ley del Suelo y comenzó una espiral sin retorno en donde hasta el Tato metía mano. Nos confundieron con el slogan de “España va bien” y alentaron la especulación como si fuera un maná inagotable y sin consecuencias futuras. Si especulaba hasta el vecino del 5º, no le digo de otros. La construcción pasó a ser la primera empresa nacional, ¡disparate donde los haya! Comunidades Autónomas y Ayuntamientos recalificando hasta las pipas, acordando convenios que se repercutían a los ciudadanos, bancos y cajas dando estampitas a diestro y siniestro y facilitando el blanqueo de las ganancias. Políticos convertidos en nuevos ricos. De pelotazo en pelotazo. Esa era y fue su política, además de meternos en la ilegal y falsa guerra contra Irak. Qué gran favor hubieran hecho creando nuevas industrias u otro modelo productivo. Pero eso no les hubiera, a sus mezquinos intereses, servido igual “No se olvidó Aznar de su iglesia y hasta cambió la ley hipotecaria, dando a los obispos poderes para registrar lo inmatriculado, sólo su palabra, sólo su firma. Ahí tienen: por 30 euros se hacen los dueños de la Mezquita de Córdoba, además no paga Ibi y los gastos de conservación los pagamos nosotros vía impuestos. Los ingresos se consideran donativos, así no tienen que tributar, ni dar cuenta alguna. Desde entonces la iglesia ha escriturado cientos de edificios en toda España. ¡Oiga, un chollo cojonudo!

Desde ese nefasto año 96, parece que hubiera una consigna nacional: “A saquear” Y todos aquellos que pudieron se apresuraron a cumplir el mandato que venía de arriba. Si no recuerdo mal, allá por el año 2000 y desde Europa se comunicó, al del infame bigote, que su gobierno, que su administración carecían de los instrumentos necesarios para el control de la corrupción y de la evasión de capitales. En dos ocasiones más, ante el silencio más absoluto, volvieron a informar al gobierno sin mayor éxito que en las anteriores; ni había intención de controlar el expolio, ni eso formaba parte de la filosofía del neoliberalismo económico de la derecha española. Hasta el año 2004, cuando hubo un cambio de gobierno debido a que los ciudadanos se percataron de la mentira de la que eran objeto, sobre la autoría de los atentados del 11M en Madrid, sólo entonces y, con un gobierno socialista, se puso en marcha la Fiscalía anticorrupción y se dotó de personal y medios para detectar, perseguir y acusar a los mafiosos que tanto habían florecido. Es a partir de ese momento en el que comienzan a aparecer los casos de corrupción (de unos y otros, que todo se pega)  Hasta que no hubo un cambio de gobierno, esto no era un País, era una casa de putas donde el que no robaba era porque era tonto.

Esa derecha neoliberal y decimonónica española vuelve a gobernar España. Lo consiguieron a través de la mentira. Prometieron el oro y el moro a los incautos ciudadanos, se erigieron en los salvadores de la crisis culpabilizando al pobre de Zapatero de todos los males, cuando fueron ellos y sólo ellos quienes crearon las bases para la misma. Una gota de agua no mancha la pared, pero, si en el transcurso del tiempo se van sumando muchas otras gotas, al final tendremos una pared echa un asco. Es tan solo una cuestión de tiempo, al final da la cara.

Pocos son los condenados por tanta tropelía, demasiados los que han quedado impunes. Casos que prescriben sin que nadie se lo explique. La inmensa mayoría del PP. Quitan jueces incómodos, funcionarios demasiado honrados, compran abogados, retuercen las leyes y las dejan en nada. Jueces amigos y compresivos que, ante la calamidad, atenúan y desvirtúan las causas. Poderoso es don dinero…

Tanto se ha robado en este País que no hay presupuesto que lo aguante. De ahí las deudas y los déficits que, ahora, quieren que paguemos los mismos de siempre, usted y yo. Y encima quieren las calles en silencio. ¡Cuánta desfachatez! ¡Cuánta arrogancia cuando las sacas personales se tienen de sobra llenas! No recortan desde arriba, no. Siempre desde abajo. Sus oropeles y privilegios que nadie ose tocarlos.

Al final, las mentiras dan la cara y un pueblo no acepta fácilmente que le mientan. El pueblo puede ser incauto pero tonto no es. Y cuando siente que su situación empeora, que no va a mejor si no a peor, se pone nervioso. Y el cúmulo de sensaciones y de percepciones va tomando presión y al final termina por explotar.

Y no es cuestión de culpabilizar, como está haciendo ruinmente el PP al PSOE de que esto ocurra. El PSOE hace bien en ponerse del lado del pueblo, ese es su sitio. Otros están junto a su iglesia, sus empresas y banqueros. Lo que no debiera es olvidarse, cuando alcanza el poder, de cuál es su lugar de origen y cuáles sus fines. De a quienes ha de defender a pecho descubierto y cueste lo que cueste. Este es el PSOE que debiera reconstruirse, el de la izquierda, el de la socialdemocracia, en aquel que sabe defender los intereses de la mayoría de los ciudadanos sobre las oligarquías de empresarios, banqueros e iglesias. No deben olvidarlo nunca, porque si nos vuelven a fallar, sencillamente desaparecerán.

Es mucho lo que está en juego en este País llamado España. No nos fallen. Hoy más que nunca tienen una grandísima responsabilidad que ejercer. No nos fallen.

Que España ha de oler a rosas, no a tufos caciquiles.

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