lunes, 12 de marzo de 2012

MIENTEN, SIEMPRE HAN MENTIDO

El PP obtuvo su triunfo en las elecciones generales del pasado día 20 de noviembre gracias a la mentira. Sobran las referencias y las pruebas, todos las conocemos. Mi pregunta es la siguiente: ¿Es lícito ganar unas elecciones generales mintiendo a la ciudadanía? ¿Cuál es la legitimidad de esos resultados? ¿Es suficiente la excusa de la herencia recibida para dar un giro de 180º en lo prometido, durante más de cuatro años, y durante la campaña electoral? ¿Somos los españoles tan lelos, para ser objeto de tal artimaña?

Unas elecciones, son el mayor acto de participación permitido a los ciudadanos en cualquier democracia. Es ésta la base fundamental de un sistema de libertades, donde los deberes y los derechos quedan definidos, donde las reglas de juego están también definidas. Es el proceso donde el poder del pueblo se traspasa al ganador. El pueblo da su confianza a aquellos que considera van a mejorar su situación social, económica y política. Pero, ¿y si le han mentido? ¿Y si el pueblo ha sido objeto de una burda maquinación, de un claro y soez engaño? ¿Qué puede hacer ese pueblo? ¿Cuál ha de ser su respuesta? ¿Ha de poner cara de tonto y esperar cuatro años? ¿No puede exigir nuevas elecciones? ¿Quién lo ha de decidir?

Si la mentira ha sido utilizada para la victoria en esas elecciones, ¿Se obtiene, a través de la mentira, la potestad para hacer lo que les venga en gana? ¿Es suficiente la mentira para hacerse con el poder que el pueblo otorga? Obviamente, Sí. Es el caso del PP. Otra cuestión será la credibilidad de quienes, utilizando la mentira, obtienen la confianza de los ciudadanos. Y si no tienen credibilidad alguna, ¿dónde está la soberanía del pueblo? ¿No tiene la soberanía popular defensa ante tanta mentira? A la trágala.

En unas elecciones, sean del nivel que sean, algo se miente, siempre. La formación política optante a la elección, promete una serie de temas que conforman su proyecto para la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos a los que va destinada. Alguno, en concreto, no será realizado. Alguno. Y eso, pase. Pero ¿Y cuándo son todos los prometidos? Cuando ninguno de ellos se sostiene nada más alcanzar el poder, ¿qué se puede hacer? Cuando, encima, esas mentiras van contra los intereses ciudadanos, cuando éstos ciudadanos asisten sobrecogidos al desmantelamiento de los derechos conseguidos durante décadas. Cuando esas mentiras nos conducen a situaciones precarias y de pobreza. Cuando todas las medidas van focalizadas a la destrucción del estado del bienestar del ¿Soberano pueblo?

De haberse presentado diciendo la verdad de cuál sería su política, de seguro no habrían ganado las elecciones. ¿Dónde está, pues, la legalidad de su triunfo? EN LA MENTIRA.

Y si hay quien miente en tales menesteres, ¿En qué no mentirán? ¿Cuál no será la tergiversación y la manipulación de lo que les interese?  De lo alto en bajo, todos a mentir, que el mundo funciona, de cojones, gracias a la mentira. ¡Así nos va!

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