Disponemos de los mayores avances tecnológicos alcanzados en toda nuestra Historia conocida y, en contra de toda lógica, andamos, como siempre, igual de mal. La situación de la mayoría de los habitantes de nuestro mundo no ha mejorado en la misma proporción que esos avances, ni tales avances han supuesto nuestra liberación del hecho del trabajo como una esclavitud que dura siglos y siglos. La miseria, no sólo económica si no moral y espiritual, sigue campando por este mundo que parece querer alcanzar el agotamiento y con él, la extinción de nuestra raza. La Humanidad se encuentra sin rumbo ante un egoísmo y una maldad que han carcomido las bases de toda ética y moral.
Hay unos principios ideológicos de los poderosos,
de los que mandan, que impiden los cambios proporcionados a las nuevas
realidades que el desarrollo tecnológico ha producido. Los desarrollos
tecnológicos no han posibilitado la mejora del cambio laboral. A más
desarrollo, menor mano de obra. Pero, en vez de reducir los horarios laborales,
por ejemplo, aumentamos el desempleo de millones y millones y los excluimos y
los abandonamos, sin recursos económicos, a la miseria. Son un excedente más de
la cadena productiva, igual que si fuera un residuo de la cadena de producción.
A eso nos equiparan los poderosos, a molestos residuos. Para ellos, no somos
otra cosa que eso, residuos, sobrantes; que, además, quieren seguir comiendo.
Mientras, unos pocos, aumentan sus riquezas de forma exponencial.
Las mejoras técnicas eliminan la mano de
obra y las personas son eliminadas del proceso productivo en tanto y en cuanto
la técnica las va reemplazando. ¿Es eso Humano? La implantación de la energía
libre y gratuita, siendo posible, no entra dentro de los planes de los
poderosos, que, de seguro, dejarían de serlo. Necesitan controlar la escasez
porque es ahí donde ellos ejercen su poder, en el reparto de la miseria. A
mayor escasez, mayor es su poder sobre nosotros. No hay trabajo, bajan salarios
a los que trabajan y más ganan ellos para sus haciendas y, de paso, doblegan
nuestras voluntades ya que, por un trozo de pan, haremos lo que nos pidan. Se
podría repartir el trabajo existente y sí sólo son necesarias 20 horas de
curro, pues eso, el resto lo podíamos dedicar a otras cosas. Y por supuesto,
esa bajada de horarios, con los mismos salarios o, incluso, mejorados que, en
las últimas décadas han perdido mucho poder adquisitivo. Redistribución de la
riqueza que se llama.
Sin embargo, esa excelsa creación, no es
sinónimo de bondad y generosidad, si no más bien lo contrario, como está
sucediendo en los tiempos actuales y en todos los tiempos pasados. El ser humano
está repleto de bondad y de maldad y, depende de quién lo dirija, afloran unos
u otros. Y, hasta ahora, han sido los malos sentimientos los predominantes, los
que prevalecen en lo más alto y a grandísima distancia de los otros y que,
encima, son los más fáciles de aplicar.
En eso no hemos avanzado mucho. ¿Cómo es
posible que una cuestión de dinero suponga la destrucción de millones y
millones de personas? Pues parece que siempre fue así. El dinero es quien manda
y, si lo tienes, vives, y si no lo tienes pues a padecer y a sufrir y que una
muerte rápida te libere lo antes posible de tanta penitencia. Ese dinero es una
creación humana y humano es su control.
Hay dos religiones, una mayoritaria, la
cristiana y otra minoritaria, la judía. En la primera, se prima la existencia
de una vida posterior a ésta y en la segunda no existe otra vida en el más allá.
Sabrá que los judíos sionistas son los que controlan casi todo el dinero que
existe en el mundo, no sólo el de papel o moneda, si no, sobre todo, el de los
metales preciosos. Además, controlan los medios de comunicación escritos,
radiofónicos y televisivos, y ahora también, la Internet. Controlan
Hollywood y todo el cine que nos distrae de la crudeza del día a día.
Así, mientras los cristianos hemos andado,
algunos, con sumo cuidado en no pecar para no ir al infierno en la otra vida,
ellos, los judíos se han ocupado de vivir lo mejor posible en ésta. Y han
pecado y pecan como nadie lo haya hecho jamás. Para ellos no existe más vida
que aquella que se vive en el día a día, así que a joder lo que puedan. Eso sí,
sólo a los que no sean como ellos, que por algo son el pueblo elegido por Dios.
Habría que preguntarse qué tipo de Dios es ese, tan excluyente porque ¿No somos
todos hijos Suyos? ¿Hay más de un Dios? Parece que así es.
A lo largo de la Historia a los cristianos
se nos ha metido el miedo, de un dios que premia a los buenos y castiga a los
malos, en la médula espinal, pero, sólo a las bases, por que tampoco podemos
decir que los dirigentes de esa cristiandad hayan vivido mal que digamos, el
día a día, y al precio que fuera necesario. Ahí está el Vaticano como ejemplo
de la buena vida y la de todos los papas de su Historia y el amor y la
dedicación que profesan a todo lo que reluzca de amarillo. Inventaron eso del
cielo y el infierno allá por el siglo XI ó XII para hacérnoslo más gráfico y
entendible. Mientras, los sionistas jazzaros
se fueron haciendo con el control económico y financiero de este mundo de
¿Humanos?
Cada vez tengo más claro que esta crisis
económica y financiera parece tener más que ver con una cuestión religiosa que
económica. Y que, a través de ella, los judíos sionistas jazzaros se están
vengando todo lo posible de nosotros, los goyim, los gentiles. Esta crisis
empezó en los EE.UU., en Wall Street (Que ellos controlan) y la exportaron a
Europa, donde los efectos están siendo desbastadores. Incluso hombres del
Goldman Sachs ya gobiernan en algunos países europeos. Y, si bien en EE.UU., su
Fed rescata e imprime el dinero necesario, en Europa, al banco central, no se
le permite. Está claro cuál es la intencionalidad: Acabar con Europa. ¿Cómo
permitir que la socialdemocracia europea siguiera con eso de la redistribución
de la riqueza? ¿Cómo permitir que todos los europeos vivan alegremente con su
Estado del Bienestar? Controlan los medios, controlan a los gobiernos,
controlan el dinero y la única solución es empobrecer y dividir Europa:
Hundirla. Podría ser el resultado de una vieja venganza, gestada con el paso de
los siglos. No hay que olvidar la que están montando en Oriente próximo contra
la otra gran religión, la musulmana, y que, por si las moscas, han comprado
gran parte de la Patagonia Argentina
y Chilena por si han de hacer las maletas.
Al final me queda la certeza de que sólo
hemos sido unos peleles de unos y de otros, católicos y judíos. Hemos sido la
mano de obra para su enriquecimiento y buena vida cuando ésta ha sido necesaria
y ahora que no lo es tanto, pues todo el que sobra, a la calle y a pudrirse.
Tres grandes religiones del mundo, descendientes todas de Abraham, y que llevan
siglos y siglos a la gresca y nosotros entre ellos, con sus líos de qué Dios es
el verdadero.
Hace 2012 años que nació Jesús. Nos
contaron que nació para la liberación del pecado y para redimirnos y para
enseñarnos la buena nueva, un Nuevo Testamento. Este hombre, hijo de otro Dios,
predicó la bondad, la fraternidad y la libertad y echó a los mercaderes del
templo. Nunca tuvo necesidad de trabajar, ni llevar dinero encima, cosa mal
vista por estos sionistas, pues va en contra de su único objetivo: hipotecarte
para toda la vida. El sabía que lo crucificarían, convirtiéndose en el Cristo,
y que ese crimen también formaba parte del sacrificio por nosotros y nuestra
salvación. Los judíos nunca aceptaron su mensaje, ellos preferían su Antiguo
Testamento (Les iba mucho mejor), el de la vieja Babilonia. Los cristianos
auténticos del Nuevo Testamento, fueron eliminados y nació, pocos siglos
después, la iglesia católica. Y conformaron, siglo tras siglo, una doctrina
que, mucho o poco, tuviera de aquellas enseñanzas originales, pues la antigua
Babilonia también se haya presente en ella, de forma muy manifiesta.
Lo que a mi se me ocurre es que si hace
2012 años se produjo ese hecho tan transcendental en nuestra Historia, cuán más
justificado estaría ahora la repetición del mismo milagroso hecho. En aquella
época, el mundo era menos de la mitad que el de ahora, unos pocos de millones
de habitantes en todo él y sólo los romanos eran los verdugos y opresores del
resto. Encima no había contaminación ni fuerza atómica. Hoy, la situación es
bastante, bastante, diferente. Incluso somos capaces de provocar la
desaparición, no ya de nuestro propio planeta, si no de nuestro sistema solar.
Ya no es sólo la salvación de nuestras almas, es también la salvación de todo
un sistema solar y sus consecuencias. Así que, si es necesaria justificación
alguna, hoy, las tenemos todas y más.
Además lo dejó dicho: “VOLVERÉ”.
Dios me libre de ser irreverente, pero ¿A
qué está esperando?, que mañana es tarde. Que la que se está montando es muy,
muy gorda y esto puede acabar como el rosario de la aurora o peor.
Y de paso podríamos acabar con tantas
religiones falsas e hipócritas y sus interesados dioses de pacotilla.
La frase: “Llega un tiempo en el que el silencio es traición” (Martín
Luther King)
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