viernes, 5 de octubre de 2012

UN MILLÓN AL MES O MÁS


Eso es lo que dicen que ha ganado el pasado año 2011 Juan Luis Cebrián. En España hay mucha gente, mucha, que tiene el privilegio de contar con unos salarios y remuneraciones del todo variadas: por su sola presencia, por rescisión de contratos, por jubilación anticipada, por planes de pensiones, por reparto de dividendos, por objetivos, por desplazamientos y almuerzos, por pernoctaciones y por dietas varias, por asistencia a varios consejos irresponsables, por préstamos sin interés y por ser el más guapo y ser hoy, por ejemplo, lunes. Para ellos todo se antoja poco y siempre quieren más.

 

La cuestión es que mientras estos muchos se reparten cantidades escandalosas, la mayoría de los españoles cuentan con salarios y pensiones de subsistencia y cada día, gracias al partido impopular, más cercanas a la miseria. Y además, tras cuatro años de crisis inventada, hoy, pasan hambre y frío en las calles tras perder sus casas y quedar endeudados para el resto de sus vidas, ellos y sus descendientes. Cada mes que pasa son más los que alcanzan el desempleo y vislumbran, como yo, un futuro más negro que la antracita.

 

Un millón de euros al mes. Quién puede ser tan productivo para conseguir tal cantidad de dinero. Sólo a 2.500 euros/mes podrían trabajar más de 400 personas. ¿No son más productivas 400 personas que una sola? 400 mentes trabajando, incluso con un coeficiente intelectual bajo, son mucho más productivas que una sola: 400 personas y sus familias pueden ser un pueblo entero. ¿No es más importante un pueblo entero que una sola persona? No, dirán ellos, los agraciados y privilegiados.

 

En España es muy común, siempre lo ha sido, que unos pocos se apañen y arreglen, millonariamente, al margen de lo que le suceda al pueblo. ¡Haber estudiado, te decían siempre!, como la excusa a su sinvergonzonería y latrocinio. Y cuando la gente tiene la posibilidad de ese estudio, vienen y te lo quitan. “Que no es bueno que salgan tantos y tantos licenciados, que no tienen trabajo.” ¡Claro, si los recursos económicos se los quedan entre cuatro! ¿Cómo vamos a crear industrias o I+D? Además, esos cuatro y muchos no pagan casi impuestos con eso de las Sicav y de los paraísos fiscales. Se buscan a los noventa y tantos necesarios testaferros o a los buenos gestores de la evasión que necesitan, y a no pagar ni un euro.

 

Lo hemos visto en el sector bancario. Salarios cósmicos y sin responsabilidad alguna, que se fijan al albur de la mesa camilla. Trasladan a sus empleados la sucia tarea de engañar a los clientes a cambio de unos pequeños pluses y ellos, de forma piramidal, engullen millones. Millones que, cuando explota la estafa, tenemos que pagar los pringaos como usted y yo.

 

En el caso de Cebrián, resulta que es un hombre Bilderberg. Ese club de ciento y pocos hombres selectos del mundo que se encargan de dirigirlo. Ya voy entendiendo lo del millón y pico/mes, que hay que estar a la altura. Dirigir el mundo no es fácil, se requiere de una preparación privilegiada y de una excelencia sobrehumana: No ha de ser sencillo decidir qué pueblos han de sufrir la guerra, los actos terroristas, las hambrunas, las epidemias e incluso las sequías y las inundaciones, además de los terremotos y huracanes, que hasta ahí llegan con su poder tecnológico. Hay que estudiar mucho, mucho, mucho. Estos Bilderberg son los más listos del mundo, por eso no se presentan a ninguna elección popular. “¡Qué mamarrachada es esa!, si nosotros somos los amos del mundo, no necesitamos de esas estupideces que llaman democracia. Al final se hará, se hace, lo que nosotros hayamos planeado y punto. ¿Cómo va un pobre, además de ignorante y que no tiene ni para comer, a decidir si yo mando o no mando? Si, para más INRI, somos nosotros los que decidimos lo que ese pobre será de tan desgraciado.”

 

¡Cuánta confusión tienen los pueblos!

 

Un millón al mes o tres o cinco, ¿Qué más da un pueblo de más o de menos?

 

76 es el número de días que faltan para llegar al famoso 21 de diciembre de 2012. En ese día se producirá la mayor conjunción planetaria de nuestro sistema solar con el centro de la galaxia. Dicen los que saben de esto que lo que es arriba es abajo y que basta un instante para que todos y todo pueda ser transformado. ¡Falta hace!

 

Ya ven, al final, no hacen falta tantos y tantos estudios, si, al cabo, resulta que no sirven para que alcancemos, todos juntos, la felicidad.

Frase final: “Aquel que acepta de forma pasiva el mal está tan envuelto en él como el que ayuda a perpetrarlo. Aquel que acepta el mal sin protestar, realmente está cooperando con él.” (Martín Luther King)

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