domingo, 28 de octubre de 2012

ESPAÑA, UN ESTADO ROTO Y EN LA RUINA


Llámalo como quieras, País, Nación o Estado, da igual. Lo real en España es que está rota y en la más absoluta ruina. Seguramente la hemos roto entre todos, unos por ejercer el poder en su propio interés y otros por mantenerse en la ignorancia y no ejercer, a tiempo, sus derechos y, también, por qué no decirlo, sus obligaciones de ciudadanos libres y valientes. Quizás también haya pesado la losa de los 40 años de dictadura y que, en esta falsa democracia, aquellos dictadores de antaño y de ahora, hayan permanecido ilesos a la acción de la justicia y, por ende, haciendo de las suyas como siempre hicieron. Nunca, a esos, les interesó España; sólo mantener su estado de prepotencia y poder y los privilegios aparejados. Nunca dejaron, nunca permitieron el avance de la democracia. Hasta definirse, ésta, como un Estado aconfesional y seguir, paradójicamente, pagando el peaje al Vaticano, que siempre se creyó dueño y amo de España, además de tutor en la educación de los españoles.
Por encima de todo y de todos, la España nacional-católica, reserva espiritual de occidente con su hipócrita lema de una, grande y libre. A la que, de forma alarmante, se encomiendan, hoy, sus ministros en rogativas a la virgen  solicitando el milagro ante su incapacidad de dar con las soluciones que bien que prometieron.

Estas fuerzas retrógradas y meapilas, con su partido impopular proveedor de las mayores mentiras y corrupciones, tocaron el poder e instauraron un modelo de crecimiento económico que sólo lo fue para la banca, las empresas de los amiguetes, los especuladores sin alma y los corruptos políticos que aprovecharon bien aquellos años con la recalificación de suelos y la edificación masiva sin sentido alguno. El comisionista apareció como una profesión más y decían a boca llena: “España va bien”, engañando a los ciudadanos que eran ajenos a toda aquella marabunta y que no era más que “El pan para hoy y el hambre para el mañana”. De esta forma conducían al País a la bancarrota más absoluta y lo sabían. Nos estafaron y nos expoliaron mientras algunos hacían fortuna.

Tras un paréntesis con un gobierno socialista incapaz de parar tal desaguisado e incapaz de ejercer el poder con toda la firmeza necesaria y también, hay que decir en su defensa, por la espada de Damocles que bien le enseñaron aquellos pequeños dictadores que pueblan las altas esferas del Estado. La Ley sobre La Memoria Histórica fue la prueba de ello y de ellos. El País “atado y bien atado” que ya dijo el gran dictador al dejarnos al mando de la Jefatura del Estado, la figura de un rey reinstaurado por la “Gracia de Dios” y de la suya propia. Y los indultos a la banca plasmados en la familia Botín y en alguno de sus empleados. “Olvidaros de esa Ley o la armamos de nuevo” Que ya nos hicimos nosotros una Ley de Auto amnistía en las últimas Cortes franquistas y eso no se toca…

En España no hay ley para hacerles justicia, al fin y al cabo, ellos fueron los ganadores de la guerra que ellos mismos iniciaron. Hay una mano negra que nunca lo permitirá, mientras ella permanezca al mando de “Las altas esferas”. Y llegados a este punto, vuelven, a través de la mentira más grande dicha a los ciudadanos españoles, a alcanzar el poder prácticamente total de toda la Administración del Estado. Y tras la confirmación de todas las mentiras, de sus vanas e hipócritas palabras y de promesas falsas, España comienza a ver las consecuencias del expolio:

6 millones de desempleados gracias a la reforma laboral que, sus amiguetes los empresarios, le exigieron para liberarse de los trabajadores y bajar los salarios de mierda que se cobran; 12 millones de españoles en el umbral de la pobreza; 2 millones de niños en la miseria; 2,5 millones de extrabajadores sin ningún tipo de ayuda por desempleo; 1 millón de jubilados estafados en 30.000 millones de euros; las comisiones bancarias subiendo más de un 70%; 350.000 familias embargadas de sus casas por la usurera banca; personas que ya se suicidan al llegar la secretaria judicial y su policía que le hacen el trabajo a la codiciosa banca; los pensionistas pagando las medicinas y recogiendo a sus hijos y nietos en sus casas; cientos de miles de personas comiendo en los comedores sociales y otras tantas recibiendo alimentos para ayudar en sus casas; millones de jóvenes que no encuentran trabajo; miles que se han marchado y miles que se marcharán sin ver futuro alguno en España; cientos de miles de mayores de 45 años que no esperan volver a trabajar; los impuestos directos e indirectos subiendo, las tasas municipales subiendo hasta ahogarnos a todos. La luz y la gasolina más caras de toda Europa. Siempre en la Historia, han sido los españoles de a píe los que han sudado la gota gorda para mantener a este “Su Estado”. Los millonarios, los de las grandes fortunas, los excelsos profesionales independientes y aquellos que visten o no los hábitos de otro Estado y que están enquistados como sanguijuelas, nunca sostuvieron la Hacienda española, nunca. Ellos sólo están para llevárselo crudo y entero. Nuestras deficientes leyes tienen vericuetos que ellos bien conocen para su no cumplimiento y, de ser perentoria y necesaria, se les presta la incondicional ayuda judicial de los amigos existentes en la Justicia, que también los tienen y que bien los defienden. Así aumentan los millonarios en el País, así aumentan los millones en sus cuentas de los paraísos fiscales. Así la miseria y la pobreza de la mayoría de los españoles siguen aumentando. ¡Que no pare la ruleta de la fortuna, que no pare!, se dirán los afortunados a quienes siempre toca y que, por raro que parezca, siempre son los mismos: La élite nacional.

Catalanes y vascos barriendo para sus casas, intentando engañar a sus ciudadanos y despistándoles de la dramática situación económica en la que también viven. Sus dirigentes políticos también son, no podía ser de otra forma, de la escuela nacional católica.

Y cientos de miles de millones de euros a la banca para que no caiga. Y privatizando la sanidad y la educación, aunque nos cueste mucho más. Han cambiado las leyes que les molestan y aquellas que permitían la protesta. No quieren a la gente en la calle exigiendo justicia, porque saben que al pueblo nunca se le puede dar justicia, les va su vida y prestigio en ello. Para ellos, el pueblo no es más que una masa silenciosa y así debe continuar, callada y con la cabeza gacha. Ya nos hacen pagar por pedir justicia. Bien con los euros de las recuperadas tasas o bien con los palos que nos dan sus brutas policías. Quieren meternos más miedo porque siempre les ha ido muy bien que se lo tengamos.

Nos intentan engañar, todavía más, diciéndonos que el próximo año la cosa cambiará a mejor. ES MENTIRA. Ningún dato puede sustentar tal afirmación, sin embargo todas las informaciones apuntan a que se empeorará con o sin el ya anciano rescate. La deuda que ellos ayudaron a generar es impagable, el rescate nos supondrá una gran carga adicional. El paro seguirá subiendo. Habrá bancos que, después de ser rescatados y ayudados, cerrarán sus puertas y quedarán como mucho 6 ó 7. Miles de parados más, pero sus dirigentes vivirán la buena vida que para eso se han estado llenando los bolsillos y las despensas.

Tanta estafa y tanto expolio no hay país que lo aguante y España y los españoles, tampoco.

Las izquierdas de este País son las que, ante tanta injuria y tanto desacato y tanto crimen, han de alzarse con todas las consecuencias y exigir la dimisión de este infame gobierno. Ellos son también los representantes legítimos y soberanos de la voluntad popular, de los millones de sus votos. Y están obligados a dar el paso adelante y con todas sus consecuencias, esto ya no estira más. El Psoe es el primero que ha de tomar la iniciativa previa centrifugación de aquellas cuestiones que lo alejaron del pueblo. No hay más que regresar a sus principios ideológicos y exigirlos, no ya aquí en España, si no también en Europa. Sólo así será posible un mañana.

El futuro de nuestro País pasa por esa coalición de izquierdas que traiga la sensatez y la justicia. Han de ponerse delante de los centenares y centenares de manifestaciones que, día a día, se prodigan en todo nuestro territorio. Y hacer, de una puñetera vez, la limpieza que este País necesita, la catarsis que nunca se hizo y que ya es hora. Nos va la vida y el futuro, no ya nuestro, si no de nuestros hijos. El tiempo apremia y el recorrido se está acabando.

Esta decimonónica derecha sigue siendo la misma de hace siglos. Su Iglesia y su oligarquía de banqueros y grandes empresarios que hacen sus negocios por encima y a costa de los intereses de los españoles. Luego van y rezan a su dios rogándole algún milagrito y se dan unos cuántos golpes de pecho. ¡Así nos ha ido y así nos va!

Este País, este Estado, esta Nación Española necesita hacer su revolución nunca hecha, su catarsis. De no hacerla, todos nos iremos por el sumidero, directos a la cloaca, no me cabe duda alguna. Más esclavos que nunca y con un chip en el brazo o tras la oreja, para que su control sobre nosotros sea total y la libertad desaparezca para siempre.

O se entiende esta necesidad, que es histórica, o no somos conscientes de nuestra realidad y por lo tanto seguiremos dejando nuestras vidas a la merced de las aristocracias y de los hábitos más rancios y antidemocráticos. Amén.

Salud y República.

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