Llámalo como quieras, País, Nación o Estado, da igual. Lo real en España es que está rota y en la más absoluta ruina. Seguramente la hemos roto entre todos, unos por ejercer el poder en su propio interés y otros por mantenerse en la ignorancia y no ejercer, a tiempo, sus derechos y, también, por qué no decirlo, sus obligaciones de ciudadanos libres y valientes. Quizás también haya pesado la losa de los 40 años de dictadura y que, en esta falsa democracia, aquellos dictadores de antaño y de ahora, hayan permanecido ilesos a la acción de la justicia y, por ende, haciendo de las suyas como siempre hicieron. Nunca, a esos, les interesó España; sólo mantener su estado de prepotencia y poder y los privilegios aparejados. Nunca dejaron, nunca permitieron el avance de la democracia. Hasta definirse, ésta, como un Estado aconfesional y seguir, paradójicamente, pagando el peaje al Vaticano, que siempre se creyó dueño y amo de España, además de tutor en la educación de los españoles.
Por encima de todo y de todos, la España nacional-católica, reserva espiritual de
occidente con su hipócrita lema de una, grande y libre. A la que, de forma
alarmante, se encomiendan, hoy, sus ministros en rogativas a la virgen solicitando el milagro ante su incapacidad de
dar con las soluciones que bien que prometieron.
Estas fuerzas retrógradas y meapilas, con su partido impopular
proveedor de las mayores mentiras y corrupciones, tocaron el poder e
instauraron un modelo de crecimiento económico que sólo lo fue para la banca,
las empresas de los amiguetes, los especuladores sin alma y los corruptos
políticos que aprovecharon bien aquellos años con la recalificación de suelos y
la edificación masiva sin sentido alguno. El comisionista apareció como una profesión
más y decían a boca llena: “España va bien”, engañando a los ciudadanos que
eran ajenos a toda aquella marabunta y que no era más que “El pan para hoy y el
hambre para el mañana”. De esta forma conducían al País a la bancarrota más
absoluta y lo sabían. Nos estafaron y nos expoliaron mientras algunos hacían
fortuna.
Tras un paréntesis con un gobierno socialista incapaz de parar tal
desaguisado e incapaz de ejercer el poder con toda la firmeza necesaria y
también, hay que decir en su defensa, por la espada de Damocles que bien le enseñaron
aquellos pequeños dictadores que pueblan las altas esferas del Estado. La Ley sobre La Memoria Histórica
fue la prueba de ello y de ellos. El País “atado y bien atado” que ya dijo el
gran dictador al dejarnos al mando de la Jefatura del Estado, la figura de un rey
reinstaurado por la “Gracia de Dios” y de la suya propia. Y los indultos a la
banca plasmados en la familia Botín y en alguno de sus empleados. “Olvidaros de
esa Ley o la armamos de nuevo” Que ya nos hicimos nosotros una Ley de Auto
amnistía en las últimas Cortes franquistas y eso no se toca…
En España no hay ley para hacerles justicia, al fin y al cabo, ellos
fueron los ganadores de la guerra que ellos mismos iniciaron. Hay una mano
negra que nunca lo permitirá, mientras ella permanezca al mando de “Las altas
esferas”. Y llegados a este punto, vuelven, a través de la mentira más grande
dicha a los ciudadanos españoles, a alcanzar el poder prácticamente total de
toda la Administración
del Estado. Y tras la confirmación de todas las mentiras, de sus vanas e
hipócritas palabras y de promesas falsas, España comienza a ver las
consecuencias del expolio:
6 millones de desempleados gracias a la reforma laboral que, sus
amiguetes los empresarios, le exigieron para liberarse de los trabajadores y
bajar los salarios de mierda que se cobran; 12 millones de españoles en el
umbral de la pobreza; 2 millones de niños en la miseria; 2,5 millones de
extrabajadores sin ningún tipo de ayuda por desempleo; 1 millón de jubilados
estafados en 30.000 millones de euros; las comisiones bancarias subiendo más de
un 70%; 350.000 familias embargadas de sus casas por la usurera banca; personas
que ya se suicidan al llegar la secretaria judicial y su policía que le hacen
el trabajo a la codiciosa banca; los pensionistas pagando las medicinas y
recogiendo a sus hijos y nietos en sus casas; cientos de miles de personas
comiendo en los comedores sociales y otras tantas recibiendo alimentos para
ayudar en sus casas; millones de jóvenes que no encuentran trabajo; miles que
se han marchado y miles que se marcharán sin ver futuro alguno en España;
cientos de miles de mayores de 45 años que no esperan volver a trabajar; los
impuestos directos e indirectos subiendo, las tasas municipales subiendo hasta
ahogarnos a todos. La luz y la gasolina más caras de toda Europa. Siempre en la Historia , han sido los
españoles de a píe los que han sudado la gota gorda para mantener a este “Su
Estado”. Los millonarios, los de las grandes fortunas, los excelsos profesionales
independientes y aquellos que visten o no los hábitos de otro Estado y que
están enquistados como sanguijuelas, nunca sostuvieron la Hacienda española, nunca.
Ellos sólo están para llevárselo crudo y entero. Nuestras deficientes leyes
tienen vericuetos que ellos bien conocen para su no cumplimiento y, de ser
perentoria y necesaria, se les presta la incondicional ayuda judicial de los
amigos existentes en la
Justicia , que también los tienen y que bien los defienden.
Así aumentan los millonarios en el País, así aumentan los millones en sus
cuentas de los paraísos fiscales. Así la miseria y la pobreza de la mayoría de
los españoles siguen aumentando. ¡Que no pare la ruleta de la fortuna, que no
pare!, se dirán los afortunados a quienes siempre toca y que, por raro que parezca,
siempre son los mismos: La élite nacional.
Catalanes y vascos barriendo para sus casas, intentando engañar a sus
ciudadanos y despistándoles de la dramática situación económica en la que
también viven. Sus dirigentes políticos también son, no podía ser de otra
forma, de la escuela nacional católica.
Y cientos de miles de millones de euros a la banca para que no caiga. Y
privatizando la sanidad y la educación, aunque nos cueste mucho más. Han
cambiado las leyes que les molestan y aquellas que permitían la protesta. No
quieren a la gente en la calle exigiendo justicia, porque saben que al pueblo
nunca se le puede dar justicia, les va su vida y prestigio en ello. Para ellos,
el pueblo no es más que una masa silenciosa y así debe continuar, callada y con
la cabeza gacha. Ya nos hacen pagar por pedir justicia. Bien con los euros de
las recuperadas tasas o bien con los palos que nos dan sus brutas policías.
Quieren meternos más miedo porque siempre les ha ido muy bien que se lo tengamos.
Nos intentan engañar, todavía más, diciéndonos que el próximo año la
cosa cambiará a mejor. ES MENTIRA. Ningún dato puede sustentar tal afirmación,
sin embargo todas las informaciones apuntan a que se empeorará con o sin el ya
anciano rescate. La deuda que ellos ayudaron a generar es impagable, el rescate
nos supondrá una gran carga adicional. El paro seguirá subiendo. Habrá bancos
que, después de ser rescatados y ayudados, cerrarán sus puertas y quedarán como
mucho 6 ó 7. Miles
de parados más, pero sus dirigentes vivirán la buena vida que para eso se han
estado llenando los bolsillos y las despensas.
Tanta estafa y tanto expolio no hay país que lo aguante y España y los
españoles, tampoco.
Las izquierdas de este País son las que, ante tanta injuria y tanto
desacato y tanto crimen, han de alzarse con todas las consecuencias y exigir la
dimisión de este infame gobierno. Ellos son también los representantes
legítimos y soberanos de la voluntad popular, de los millones de sus votos. Y
están obligados a dar el paso adelante y con todas sus consecuencias, esto ya
no estira más. El Psoe es el primero que ha de tomar la iniciativa previa
centrifugación de aquellas cuestiones que lo alejaron del pueblo. No hay más
que regresar a sus principios ideológicos y exigirlos, no ya aquí en España, si
no también en Europa. Sólo así será posible un mañana.
El futuro de nuestro País pasa por esa coalición de izquierdas que
traiga la sensatez y la justicia. Han de ponerse delante de los centenares y
centenares de manifestaciones que, día a día, se prodigan en todo nuestro
territorio. Y hacer, de una puñetera vez, la limpieza que este País necesita,
la catarsis que nunca se hizo y que ya es hora. Nos va la vida y el futuro, no
ya nuestro, si no de nuestros hijos. El tiempo apremia y el recorrido se está
acabando.
Esta decimonónica derecha sigue siendo la misma de hace siglos. Su
Iglesia y su oligarquía de banqueros y grandes empresarios que hacen sus
negocios por encima y a costa de los intereses de los españoles. Luego van y
rezan a su dios rogándole algún milagrito y se dan unos cuántos golpes de
pecho. ¡Así nos ha ido y así nos va!
Este País, este Estado, esta Nación Española necesita hacer su
revolución nunca hecha, su catarsis. De no hacerla, todos nos iremos por el
sumidero, directos a la cloaca, no me cabe duda alguna. Más esclavos que nunca
y con un chip en el brazo o tras la oreja, para que su control sobre nosotros
sea total y la libertad desaparezca para siempre.
O se entiende esta necesidad, que es histórica, o no somos conscientes
de nuestra realidad y por lo tanto seguiremos dejando nuestras vidas a la
merced de las aristocracias y de los hábitos más rancios y antidemocráticos.
Amén.
Salud y República.
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