miércoles, 23 de diciembre de 2009

MIS REFORMAS ESTRUCTURALES – (1) EMPRESARIADO ESPAÑOL


Somos 45.828.172 españoles. La población activa 23.101.500 personas. Tenemos 3.029.500 funcionarios entre la Administración central (18%), la autonómica (56%) y la municipal (26%). Nos quedan 20.072.000. Hay 3.336.657 empresas. De ellas, 1.630.517 (47,3%) dan trabajo a 15.843.100 de personas. El resto 1.706.140 (52,7%) no tienen ni un solo empleado. En situación de paro hay 4.010.700.
Mi Primera Reforma Estructural, contratación de 1.706.140 trabajadores. Cabría preguntarse, ¿a qué se dedican estas empresas que no tienen a ningún empleado? ¿Cuáles son sus funciones? ¿Para qué se constituyen? ¿Qué sentido tiene una empresa o sociedad sin trabajadores? ¿No será que son utilizadas para obtener mayores réditos de otras o de otras actividades? Que contraten o desaparezcan. Son la mayoría de las empresas españolas.
Mi Segunda Reforma Estructural, mayor control sobre las empresas y que los gastos de éstas sean los que verdaderamente les corresponde, y no los del empresario, de los altos cargos y/o de los Consejos de Administración y obligarles, sobre beneficios, a la mejora salarial, a mayor contratación y a la investigación y mejora de su funcionamiento. El empresario cuela, como gastos de la sociedad, todo lo que se le antoja. Comidas y cenas diarias en restaurantes exquisitos. Regalos y flores por doquier. Los coches, de las gamas más altas, al igual que los relojes. Viajes de placer y un sin fin de gastos y gastos, todos al final, suntuosos y onerosos para la empresa. Quizás, por Navidad, concedan a sus empleados una cestita o un vale a canjear. Un detalle.
Mi Tercera Reforma Estructural, adquisición de la conciencia nacional. Cuando pintan bastos, a despedir (lo más barato posible) o un Ere. Ahora con la crisis a bajar salarios, indemnizaciones y lo que se tercie. El trabajador, porque tras él ya no hay nadie más, que pague la crisis. Le subimos los impuestos y a las empresas se los bajamos.
La diferencia, entre el número de desempleados europeos y españoles, quizás tenga que ver con materias fundamentales de la filosofía, como son, la ÉTICA y la MORAL. No hay ética y moral en la mayoría del empresariado español, además de poca conciencia nacional. Los europeos saben que si sus empleados tienen bien cubiertas sus necesidades rendirán más y mejor. Saben que esas retribuciones son buenas para el conjunto del país. Del esfuerzo de ambos, depende el bienestar de todos. Es así, como unos países se hacen cada vez más fuertes y, otros, cada vez más débiles. La empresa no ha de ser sólo un medio para el lucro personal, sino también, un medio de creación de riqueza para la sociedad.
Mi Cuarta Reforma Estructural, subida salarial. Los convenios colectivos de nuestro país, son de risa, por no decir de vergüenza. Salarios base de miseria e incentivos a discreción del empresario. El salario medio español ronda los 22.802 €, brutos anuales. A este salario hay que descontarle un 37% de impuestos (8.436 €). Quedan unos 14.365 €, dando un disponible mensual de 1.026 €. Pagamos la hipoteca, el seguro de la casa, el recibo del coche, su seguro, la gasolina, el del ocaso; la electricidad, el agua, la basura y el alcantarillado, el Ibi, el de circulación, la Itv. Los libros para los hijos. El comedor y el Apa. La Internet más cara de Europa. Compramos alimentos, la ropa y el calzado.

Cada vez son menos los ratos de ocio que podemos permitirnos. ¿Cómo, entonces, llegamos a fin de mes? Unos, un 73%, simplemente no llega. Otros tiran de tarjeta/s de crédito, (por tener domiciliados nuestros recibos, nóminas y tarjetas, pagamos las comisiones bancarias más altas de toda Europa), ¡Viva la banca! Otros tiran de los padres. En estos últimos años, el español ha perdido capacidad adquisitiva. Ganamos menos. Sólo en 2001, con el cambio al euro, perdimos un 66%. El todo a cien pasó a 1 euro (66 ptas, más por lo mismo). Después nos subieron, de forma incontrolada, los precios de la vivienda. Luego la alimentación. Si el trabajador español no tiene dinero, no puede gastarlo y, claro, las empresas no venden y por ello dejan de fabricar.
Se incorporó la mujer al mundo laboral y se aprovechó para bajar los salarios y hoy, trabajando la pareja, son incapaces de generar lo suficiente para mantener su casa, y eso si la tienen. Y sin la ayuda de los padres o suegros que te críen al hijo, las pasas canutas. Bajamos la natalidad. Muchos han optado por no tener descendencia (haciendo Patria).

Puede que llegue el día en el que trabajador, harto ya de ser el chivo expiatorio, se cruce de brazos y diga: ¡hasta aquí hemos llegado! Y todo al carajo. ¡Cuánta inconsciencia en tan ilustres e inteligentes personas de bien! Y les darán la Comunión.

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