lunes, 15 de noviembre de 2010

EL MONSTRUO

Ya sabemos que la reunión del G-20, en Corea del Sur, ha sido un perfecto fracaso. EE.UU., intentando presionar a los chinos y los chinos jodiendo a los americanos. La Comunidad Económica Europea viendo cómo juegan ambos dos y sufriendo las embestidas de “los mercados”. Éstos la han tomado con Europa, con los más débiles dentro de ella. Por alguien hay que empezar, porque no hay para todos.

No hace mucho que, en nuestra historia, unos señores muy dignos y sabios argumentaban por activa y por pasiva que no había otra cosa que la ideología liberal. Esa ideología era el no va más del pensamiento humano. Anteponía al individuo y su capacidad de crear por encima de las mariconadas esas de lo colectivo, de la sociedad. Ésta sólo era una limitación al verdadero desarrollo de la persona, del individuo. A los Estados había que quitarles la capacidad de control sobre la economía, eran una rémora al verdadero crecimiento del individuo. El individuo no tendría la suficiente motivación mientras estos Estados supusieran garantías de estabilidad social. El individuo y, a través del liberalismo, pasaba a ser uno en lo universal. ¡Qué bonito y transcendente! Y encima se lo creen…

Lo hicieron de forma muy rápida, unas pocas décadas y los Estados fueron obligados a la venta de todos sus bienes. La privatización. Al mismo tiempo, estos Estados debían dejar libres de reglamentaciones y regulaciones al mercado porque, decían los muy dignos y sabios, se regula sólo (como si no hubieran dignas y sabias manos en la trastienda manejando los hilos, según convenga…)
El Estado tenía que ser… nada. Al dejarlos fuera del juego económico, sin capacidad de maniobra, sin capacidad legislativa en cuanto a poder variar los cursos si se desbordaban, consiguieron el nacimiento de un MONSTRUO.

Un MONSTRUO insaciable del dinero que le da el PODER.

Hasta hace poco eran los EE.UU. y Europa las fábricas del mundo. Producíamos lo que el mundo necesitaba y se lo vendíamos de distintas formas, bien en metálico o en especies. Tras la II Guerra mundial y hasta la década de los setenta, los productores de petróleo dijeron que ya bastaba de precios bajos en el crudo, querían mayores beneficios, porque al fin y al cabo el petróleo era suyo, lógico. Se afrontaron las reformas oportunas, reconvirtiendo los sistemas de producción por otros más eficientes. No tardaron mucho en volver a exigir mayores precios al producto que todo lo movía. Y de contar con un crudo en esa década de los setenta a 5$ barril hemos pasado a los 85$ de hoy. 40 años no han sido suficientes para profundizar en el cambio de la principal fuente de energía del mundo. Las previsiones a corto plazo son las de alcanzar los 100$ barril.

Los intereses alrededor de esta fuente, agotable, de energía son tan enormes, que han imposibilitado el desarrollo eficiente de otras fuentes energéticas. Se han hecho intentos con la eólica, con la fotovoltaica, magnética y con otras sin que supongan cambios definitivos. Y esto es un error que pagaremos, que ya estamos pagando, muy caro. La cuestión fundamental no está en la incapacidad de generar una fuente de energía más barata (incluso gratuita) y más limpia, sino en la incapacidad de redirigir esos intereses económicos. Al MONSTRUO no le interesa, sólo quiere el dinero. Seguirá engullendo hasta que les queda la última gota, le cueste al mundo lo que le cueste.

Y ahí están los dirigentes políticos sojuzgados al MONSTRUO… Cada x meses se reúnen haciendo turismo, se toman unos whiskys y hasta la próxima colega. Saben que nunca se pondrán de acuerdo porque el MONSTRUO no lo permitirá. El MONSTRUO es quien manda.

No hace mucho que ese monstruo se trasladó al lejano ORIENTE buscando mayores ganancias. Con él se llevó todo lo que ya era suyo. Con lo mismo que tenía aquí, allí ganaba mucho, mucho, mucho más. Es lo único que le importa.

El caso es que, tanto aquí como allí, los que pierden siempre somos los mismos: los ya jubilados, los que engrosamos las listas del desempleo, la clase trabajadora que subsiste con salarios indignos, los autónomos, funcionarios, etc., etc. La desfachatez les lleva a pregonar, a los cuatro vientos, que hay que trabajar más y ganar menos, aunque, estos que lo dicen, ganen varias veces más – muchas- los mil euros mes. Son Liberales. Los que quieren acabar con el Estado del bien-estar para todos. Tiene que ser sólo para unos pocos, para ellos, los dignos y sabios de la mentira.

Es muy difícil mantener los equilibrios cuando la cuerda no es firme. Y estos secuaces del liberalismo monstruoso siguen defendiéndolo. Se creen a salvo, son muy dignos y sabios y seguramente hasta van a misa los domingos.

No cabe duda alguna que hoy los chinos son la fábrica del mundo. Todo se produce allí. Los chinos, la economía más saneada del mundo, lo compran todo. Los materiales desechados, sean los que sean, son codiciados y enviados a China. Su industria necesita cantidades ingentes de materias primas para seguir abiertos. Ya no son suficientes las extracciones mineras (se agotan). El MONSTRUO aquí es capaz de producir en un año lo que antes, otras economías, producían en cinco. No es saciable. La calidad es su asignatura pendiente, pero no importa, se vende. El MONSTRUO cada vez es más voraz y fuerte. Y por mucho que aquellos Estados quieran, no lo van a parar. Ya no. Es tarde. Es la economía de la globalización, de la desregulación, del mercado libre, del consumismo per se. Lo han creado los liberales. Y todos hemos sido cómplices por permitirlo, nos engañaron.

Y yo me pregunto, si después de haber trasladado los centros de producción y su economía allí, qué nos queda en EE.UU., y en Europa. Sólo nos resta seguir pagando la púa, engrosar las listas de desempleados y echarle la culpa a los inmigrantes. Y cuando la hayamos pagado, la subsistencia. Ya están acabando con los Estados más débiles, empezaron con Grecia, Islandia, ahora están acabando con Irlanda después irá Portugal, después España, Italia, Francia, Inglaterra, Alemania. Y el MONSTRUO arrasará. Y mientras, los ciudadanos, engañados como siempre, apoyando a las derechas liberales. Quizás algo de culpa tenga la izquierda socialista que, entre el humo y las tinieblas que el MONSTRUO origina, es incapaz de encontrar la claridad suficiente para intentar frenar tanta monstruosidad que nos va a llevar a todos al CAOS.

Al MONSTRUO le importa tres pepinos los que vayan cayendo en el camino. Es el liberalismo. Es el individuo por encima de todo y de todos. El individuo asocial.

¿Quién comprará a los chinos su producción?

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