sábado, 28 de abril de 2012

EL DÍA 1 DE MAYO DE 2012


No va a ser un primero de mayo cualquiera de estas últimas décadas, no ha de serlo. Hay una novedad importante que imprime mayor conciencia para este día: En 115 ciudades norteamericanas se ha convocado a los trabajadores, a los desempleados, a los inmigrantes, a los desahuciados para que marchen juntos y manifiesten su repulsa a un sistema financiero y económico que sólo pretende la pobreza del 90% de la población y que está consiguiendo. En Estados Unidos ese día no es festivo. También en ciudades como Melbourne y Sidney (Australia), Ottawa y Toronto (Canadá) y Seúl (Corea del Sur)

No cabe duda de que este primero de mayo va a ser global. Considero que Europa, donde si es festivo, va a estar a la altura, siendo la situación europea  el mayor espejo de tanta inmundicia abocada en sus ciudadanos. Es como si todos los ciudadanos de este mundo hubieran despertado de una pesadilla y comenzaran a desperezarse, a ejercitar esos músculos atrofiados y tomar conciencia de que esta pesadilla que sufrimos es posible combatirla y hacer que desaparezca.

Ya los habitantes de este planeta han adquirido la mayoría de edad, la madurez necesaria para enfrentarse a ese poder que hasta ahora siempre estuvo en la sombra y por fin ha sido descubierto. Oponerse a ese poder que sólo procura nuestra esclavitud y nuestra miseria. Nos vamos a desconectar de sus máquinas que sólo procuran nuestra distracción de lo que verdaderamente es importante. Vamos a recuperar nuestro protagonismo porque todos nosotros somos los auténticos soberanos de este mundo.

Vamos a exigir soluciones reales a nuestros problemas. Si hay suficiente dinero repártase entre todos y si no lo hay imprimase el necesario. El dinero es sólo un modo de intercambio, nadie ha de atesorarlo, nadie ha de enriquecerse con él. Por encima suya estamos las personas que exigimos vivir con dignidad, con honradez y con libertad. Nuestras vidas no han de estar condicionadas, ni chantajeadas, ni sojuzgadas por no tener unas estampas de colores.

¿Qué especie superior somos de este planeta que no somos capaces de vivir sin dinero? ¿Qué especie inferior lo necesita para vivir? ¿Es esa nuestra diferencia, es esa nuestra superioridad sobre todas las especies? Alguien engaña a alguien. Alguien esclaviza a alguien. Alguien obtiene beneficios que no le corresponden. Alguien se piensa superior al resto gracias a este engaño. Alguien se piensa ser dios gracias a la coacción y al chantaje. Nuestra evolución de miles de años nos ha conducido a la paradoja de que nuestro dios es algo que ni tiene existencia por sí mismo, ni ningún poder per se, que ni tan siquiera es capaz de andar, ni de hablar, ni de llorar, ni de reír, ni de pensar. Nuestro dios es inerte. Y todos vamos tras él y lo adoramos. Nos distrae y nos entretiene de lo que realmente es importante. Pero, ¡Somos la especie suprema de la creación! ¿Para esto?

Hay que revelarse ante tal tomadura de pelo, va siendo hora. Tomando conciencia del engaño y de la estafa de que somos objeto. Es la única forma de alcanzar nuestra libertad. No queremos a estos impostores de dirigentes, ni tampoco a estos mercaderes del templo.

Queremos un mundo donde la risa acabe con las lágrimas de la impotencia obligada por unos pocos. Queremos un mundo donde la vida sea el único objetivo, una vida en donde se preserven los órdenes naturales por encima de la especulación financiera de unos pocos, una vida más cercana al paraíso que al infierno que, los intereses de unos pocos, nos han impuesto. Queremos acabar con un consumismo insostenible, donde la obsolescencia es el norte del sistema productivo y la excusa para el enriquecimiento del 10% de la población.

Hemos alcanzado unos niveles de desarrollo técnico que ayudarían a conseguirlo si no fuera por el egoísmo de esos pocos demonios que nos chantajean a su antojo. Demonios que nos impiden nuestro siguiente paso en la evolución de nuestra especie: nuestro progreso espiritual.

Nos están destruyendo nuestras estructuras más básicas. La familia, las diferencias culturales y nuestra pluralidad. Están socavando los pilares de nuestra fuerza creando desigualdades, pobreza, falsas necesidades y engaño con estratagemas elaboradas con mentes enfermas de paranoia.

Este día del 1 de mayo, todos los habitantes de este mundo hemos de parar y salir pacíficamente a las calles y tomarlas. Ese día puede, muy bien, dar comienzo una nueva esperanza. La esperanza de conseguir un mundo donde las guerras y las armas dejen de existir, donde la riqueza y la codicia dejen, también, de existir. La esperanza de ver al otro como un hermano y no como un enemigo.

Quizás el momento haya, por fin, llegado y seamos capaces de romper las barreras artificiales y demoníacas que nos han ido colocando sólo con la intención de manejarnos a su antojo y para unos fines especulativos para los que no fuimos creados…

1 comentario:

  1. Este artículo, expresa la total realidad, de lo que está pasando en nuestro planeta. Creo que es hora que dejemos de pensar en los partidos políticos, como si de futbil se tratara. Tenemos que defender nuestros derechos sociales a nivel planetario. Pero como bien dice en el artículo, ordenada y pacíficamente en la calle. GRACIAS POR SU BUEN ARTÍCULO.

    ResponderEliminar