domingo, 4 de noviembre de 2012

LOS ÚLTIMOS GUERREROS GUARANÍES, ¿Y ESPAÑOLES?


La maldita crisis comenzó en los EE.UU. de América y la remitieron, sin acuse de recibo alguno, ni apelación posible, a Europa. Ésta, a su vez, buscó a quién endilgarle el cadáver aún fresco y caliente y encontró unos países socios que, de vagos y disciplinados, acabaron abriendo el hoyo en las baldías y áridas tierras del sur, donde los fastuosos funerales y velatorios son alentados por los dirigentes más ineptos que están dando lenta, pero inexorablemente, sepultura al muerto.

Los fallecidos, sus modelos productivos, educativos, sanitarios y también sus Soberanías Nacionales y sus Estados Sociales, Democráticos y de Derecho, son amortajados con sus hombres y mujeres que comienzan a suicidarse por tanta y tanta impotencia contra los “poderes legítimos”. A modo individual son los primeros guaraníes españoles. El resto indolente, dóciles y sumisos y sin una pizca de sangre roja que nos corra por las venas. Somos vilmente conducidos al cadalso y nos dejamos.

De nada parecen servir las manifestaciones, ni las huelgas, ni los encierros, ni tanta indignidad, ni de que todo fuese una pura y clara estafa. No fueron suficientes porque tampoco en ellas estuvieron las mayorías necesarias ni conscientes. Estamos presenciando nuestro propio funeral y nos comportamos como si fuera horchata lo que riega nuestro cuerpo. Como si lo que nos está siendo robado no fuera nuestro, como si no lo hubieran pagado nuestros padres y nosotros mismos. Como si no nos estuvieran matando poco a poco.

Hay otros pueblos que, perdiendo sólo su tierra, son mucho más capaces y valientes. Ocurre con los indígenas brasileños que amenazan con suicidarse en masa si los despojan de ellas. Son la tribu Guaraní-Kaiowá del Mato Grosso. Sólo son 100 hombres, mujeres y 70 niños. Un digno Tribunal, la Corte Federal, ha ordenado el desalojo de la “Cambará granja”. Allí habían hecho sus plantaciones de caña de azúcar y soja y acondicionado su tierra para la cría de ganado. Ya ven por lo que son capaces de perder su vida.

Ellos llaman a esa región “Tekoha” que significa “Cementerio ancestral”. Vera Popygua es el jefe de la tribu y dice: “Nosotros los indígenas tenemos el derecho constitucional de ocupar nuestra tierra. Vamos a seguir luchando.” Continúa diciendo que: “Su pueblo ha sido masacrado, han matado a nuestros líderes, y eso es triste e inaceptable. Somos una sociedad avanzada que vive en el siglo XXI. Esto no puede suceder, no debería ocurrir”. La tensión, el estrés que provoca la angustia de la expulsión de tu tierra está provocando ya el suicidio de una persona a la semana. Las leyes anteriores que garantizaban los derechos indígenas, están siendo anuladas. Los intereses mercantilistas internacionales y los hacendados locales son mucho más fuertes e influyentes y algún banco, que también lo habrá. Y se saldrán con la suya. ¿Qué les importa a ellos unos cuantos guaraníes de más o de menos?

Ya ven, hay quienes prefieren la muerte a vivir expoliados y saqueados y sin dignidad alguna. Y sólo se trata de su tierra, sin valores añadidos. Nosotros, quizás de una “civilización hastiada y cansada”, pensamos que la suerte nos ronda y que no será para tanto, vivimos en una complacencia inducida y falsa. ¡Qué equivocados estamos!

Ya no somos soberanos de nuestro País, ya no lo gobernamos, ni lo dirigimos. Estamos asistiendo al expolio de lo que nuestros antepasados fueron capaces de hacer por nosotros y parece que no nos importa mucho. Tampoco en esto tenemos la misma consciencia, ni la misma valentía de aquellos guaraníes.

El día 14 hay convocada una huelga general con la intención de parar todo el Estado. Creo que su éxito o fracaso tendrá suma importancia porque, de fracasar, estamos firmando nuestra pena de muerte y, si triunfa, aún quedaría la posibilidad de hacer dimitir a este gobierno de enterradores e iniciar la batalla contra este salvaje sistema capitalista. A los que aún trabajan les restarán de sus nóminas la parte proporcional de todo el año. Muchos no entenderán ese sacrificio y procurarán su asistencia al trabajo. Otros, la amenaza de los encargados o jefes les disuadirá ante la posible pérdida del empleo –tampoco entenderán el sacrificio-. Unos y otros cuentan con la libertad de hacer lo que crean más conveniente, aunque yo insista en que no es el momento de andarse con estas. Ahora no. El problema ya no es de unos o de otros, el problema es del País entero. No son buenas las mayorías silenciosas, no se hacen un favor ni siquiera a ellos mismos. Es la hora del compromiso con nuestro País, no con las mafias de los oligarcas que nos roban.

Viene a colación la máxima atribuida a Bertolt Brecht que dice: “Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó. Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó. Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó. Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó. Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó. Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde.”

No está la cosa como para andarse con excusas porque la estafa va contra todos, incluidos aquellos que llegan a cobrar los 120.000 euros anuales. Porque si les dejamos, es muy cierto y seguro que acabarán con nosotros y sólo quedarán aquellos justos y necesarios para realizar las tareas del último entierro. Por ahí van las cosas de crudo, se lo digo yo.

¿Es usted guaraní o simplemente pasaba por aquí? ¿Qué es usted? ¿Un guerrero y luchador de lo que es suyo y de los demás o es, quizás un esquirol de este sistema que nos está hundiendo en la miseria y al que a usted, sólo conocerán por su número gravado en el revés de su brazo?

¡Todos deberíamos ser GUERREROS GUARANÍES y GUERREROS ESPAÑOLES! Antes de seguir haciendo tanto el gilipollas, como si la cosa no fuera con nosotros…

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