jueves, 14 de junio de 2012

QUE DIOS OS LO PAGUE, HERMANOS.


El Papa LEÓN X, su nombre era Giovanni de Lorenzo di Médici (Segundo hijo de Lorenzo), nació en 1475 y a los 13 años ya era cardenal. Cosa que, a día de hoy, sería imposible porque la gente lo vería algo raro, pero en aquellos años, la gente no sabía ni leer ni escribir y la Iglesia era quien ponía y quitaba reyes. Así, el dinero posibilitaba cosas como esa de ser cardenal a tan temprana edad. A este papa se le atribuye una frase: “Desde tiempos inmemoriales es sabido cuán provechosa nos ha resultado esta fábula de Jesucristo” y otra que dice: “Disfrutemos del papado puesto que Dios nos lo ha dado”

El obispo Jerónimo dijo: “Nosotros realmente ardemos de codicia, y mientras vociferamos contra el dinero, llenamos nuestros jarrones con oro, y nada no es suficiente”

Le participo de un correo electrónico que circula por la red y que cuenta lo siguiente: “La Mezquita de Córdoba fue construida entre los años 780 y 785 por Abderramán I. Doce siglos después, el 2 de marzo de 2006, la iglesia católica inscribió el inmueble a su nombre en el Registro de la Propiedad nº 4 de Córdoba (tomo 2381, libro 155, folio 198). El trámite costó apenas 30 euros. Esto es lo que se conoce como “inmatricular” o más bien especular.

Dos milagros, de la mano del hombre, son necesarios :

“El primero, que Aznar cambio la Ley Hipotecaria en 1998 para permitir a la iglesia apropiarse de edificios de dominio público, aunque sean patrimonio de todos los españoles –basta con que el señor obispo dé fe y certifique que pertenecen a la iglesia, sin necesidad de notario.
El segundo, que disponer de un edificio de 23.400m2 en pleno centro de Córdoba le sale gratis a la iglesia, además no paga el IBI y tampoco los gastos de conservación que los pagamos todos los españoles.
Entrar en la Mezquita cuesta 8 euros por persona; al año reciben más de un millón de visitantes. No te entregan factura, se considera un donativo y así está exento de pagar impuestos. Así el obispado de Córdoba dispone de la Mezquita como suyo que es. Decide quién puede trabajar como guía y quién no. Hay días en que se cierra el acceso a los turistas porque hay una convención de curas o lo que ellos quieran, es suyo.

Desde 1998, la iglesia ha inscrito a su nombre cientos o miles de edificios o terrenos, vaya usted a saber, muchos de ellos financiados por los vecinos de cada pueblo o ciudad.

Que la iglesia no pague el IBI supone una pérdida de 3.000 millones de euros (justo lo recortado en educación) A la iglesia van 13.000 millones de euros.”

Parece que en España hay unos 18.633 sacerdotes, si cobran unos 700 euros y suponiendo que paguen seguridad social y esas cosas, nos darían unos gastos de personal de 18.633.000€. Añadamos obispos, cardenales, arzobispos, coadjutores, religiosos y contratados laicos. Pongamos que todos estos sumen 10.000 personas y pongamos a 2.000 euros de gastos brutos, serían 20 millones. Total 38.633.000. Digamos, siendo más generosos, que los gastos de personal de esta iglesia asciendan a 100 millones. Si no pagan IBI, si no pagan impuestos, si no pagan casi nada, ¿a dónde van tantos miles de millones recaudados en el IRPF, en los presupuestos del Estado, en los museos catedralicios, en las bodas, bautizos y entierros y en tantas y tantas otras cosas? Al Vaticano le gusta España. España debe de ser una muy buena proveedora de fondos. Nosotros pagamos y ellos se lo llevan. En el Banco Vaticano están muy nerviosos. Su, hasta hace poco responsable, temeroso de su vida, envió a dos amigos documentación suficiente para esclarecer el lavado de dinero que políticos, empresarios y mafiosos realizaban a través de cuentas cifradas. ¡El Banco Vaticano, la mejor lavadora para sus oscuros dineros! ¡Máxima discreción! Dicha documentación está en manos de la policía romana. ¿Saldrá a la voz pública? Seguramente no, si Dios así lo dispone. Todo sea su voluntad, hermanos.

¿Presentan cuentas a los españoles del dinero que aquí obtienen? ¿Se las dan a conocer en cada una de sus iglesias? Toda la vida pidiendo sin transparencia alguna, sin facturas, sin explicaciones. Gastan un poco en obras de caridad y con ello tapan las fortunas que nos arrebatan. Así cualquiera monta una multinacional. Chollo, chollo, lo que se dice un verdadero chollo. Así que en el Vaticano siempre andan con verdaderas tramas acerca de sus dineros y cada cura lo celebra bebiendo un buen vino dulce, que bastante amarga es la vida. Y los lujos de sus sedes, desde las sillerías más bellas hasta los dorados más auríficos, pasando por sus ropajes de seda y oro. Sencillez, donde las haya, que se dice.

¿Sabían ustedes que el celibato, instaurado allá por los principios del siglo X, se debía a una cuestión de herencia, no más? Los sacerdotes casados no dejarían nada a la iglesia, serían su mujer y sus descendientes los primeros beneficiarios, la iglesia ni un céntimo. Y eso no podía ser. De ahí nació el celibato, de nada más.

Quizás por cosas como estas, Friedrich Nietzche decía que “La iglesia es la máxima imaginable de todas las corrupciones”

Alguna razón, o toda, tendría Nietzche. Y más que hermanos, somos unos primos pringaos que no aprendemos. Esta iglesia no es de Cristo, es de Satán. ¿Tan difícil es verlo?

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