Lo ha dicho nuestro presidente neoliberal y ferviente servidor de los mercados. De momento no se tocarán las pensiones, de momento. Nuestro diccionario de la lengua dice que la palabra “momento” significa una –porción de tiempo muy breve en relación con otra-. Digo yo, que como lleva gobernando nueve meses, daremos ese tiempo como referencia máxima. O sea, antes de nueve meses las pensiones serán revisadas y recortadas. Mientras tanto estarán gestando a la diabólica criatura que atacará a los más indefensos.
Un parto. Como quiera que el camino iniciado por nuestro neoliberal y
ferviente servidor de los mercados, ha sido el desmantelamiento de las bases
del estado del bien estar, tiene sentido ahondar en dicho desmantelamiento con el
ataque al sistema público de pensiones. Así, el estado del bien estar ya no
tendrá posibilidad alguna ni de sobrevivir, ni de ser reinstaurado en un
futuro.
Qué historias más bonitas podremos contar a nuestros nietos (si
llegamos a tenerlos) de cuando teníamos sanidad gratuita y universal y nadie se
quedaba sin atención médica, fuera ésta la que fuera; de cuando íbamos al
colegio, a los institutos y a las universidades por poco precio y accesibles a
todos los ciudadanos igualándonos todos a través de conocimiento y saber; y de
cuando ya jubilados disponíamos de pensiones para nuestra subsistencia última.
La cuestión es que en estos nueve meses han sido incapaces de controlar
el déficit del Estado, como tampoco han sido capaces de crear empleo alguno
tras las reformas laborales realizadas al dictado de la patronal, si no todo lo
contrario. Todas las reformas han ido en contra de los ciudadanos, ninguna
contra el Estado: Se mantienen estructuras políticas innecesarias (Senado,
Diputaciones). Se mantienen miles y miles de vehículos oficiales en todas las
administraciones. Se continúa mal gastando el dinero de los impuestos en
publicidad y propagandas políticas. Se continúan haciendo nombramientos de la
aristocracia más rancia de este reino. Y
se ha metido mano a la primera caja del fondo de reserva de las pensiones. Se
ha hecho de todo menos crear trabajo. Han empezado la construcción del Estado,
que ellos ansían, cortando por los cimientos en vez de reforzarlos y
ampliarlos. Ellos quieren la desaparición del Estado, ellos quieren sobrevivir en
el arrabal resultante.
Los empresarios alemanes han estado, hoy, en Madrid, con her Merkel a
la cabeza, sirviente por excelencia del sistema. Los alemanes están muy
nerviosos por que, por primera vez en la Historia , la balanza de pagos entre Alemania y
España nos es favorable. Ya no les compramos los audi, ni los Volkswagen, ni
los BMW y gran parte de sus otros productos. En cambio nosotros les hemos
aumentado nuestras verduras y frutas, entre otros. Han venido para ver cómo
pueden volver las cosas a su estado inicial. Y la cosa, la tienen cruda.
Mientras el empleo no crezca en España y mejoren los salarios y la seguridad
laboral y las prestaciones sociales, los alemanes van a tener muy difícil que
les volvamos a comprar como antes. Es deshacer todo lo que han estado haciendo
en estos nueve meses y, con ellos al mando, será que no.
Los empresarios alemanes han de entender que todo no pueden tenerlo. No
pueden pretender que les devolvamos la deuda indigna que nos generaron en el
mundo inmobiliario, que no pueden exigirnos competitividad y pérdida de bien
estar, tampoco un desempleo indigno y salarios del tercer mundo y al mismo
tiempo seguir comprandoles-vendiéndonos como antes. No es posible. Desde aquí
pido a mis conciudadanos que dejemos de comprar en los establecimientos
alemanes y todos aquellos productos made in germany que veamos por ahí. Ni las
salchichas. Es una forma como cualquier otra de devolverles “sus favores”.
Aprovecho, también, para que, si lo consideran conveniente, saquen de sus
cuentas bancarias todo el dinero posible, que dejen sólo y exclusivamente el de
las domiciliaciones (Este es un tema que debiéramos empezar a considerar, que
las empresas que nos facturen, presenten su factura primero y después ya iremos
nosotros a pagar. Desdomiciliar nuestros recibos) Si fuéramos conscientes de
todas aquellas acciones que podríamos hacer juntos y de los cambios que éstas
podrían revertir, las haríamos.
Por que hemos de tener muy claro que el origen de todos los problemas
que nos aquejan a los ciudadanos del mundo es el sistema bancario y ese
capitalismo salvaje y sin regulación. Ningún Estado tiene control sobre ese
sistema, es a la inversa. El sistema bancario es quien controla a los Estados y
por ende a todos nosotros.
Aquel Estado capaz de hacer frente a ese maléfico sistema, será un
Estado Libre y poderoso y sus ciudadanos, también. Pero mientras tengamos
políticos fieles sirvientes al sistema, sólo tendremos miserias y grilletes y
guerras. Hoy, en España, nos gobiernan esos fieles neoliberales que a cambio de
unas pocas monedas en sus bolsillos, sacrifican el bien estar de sus
ciudadanos-as y llegado el “De momento” también a los más débiles: A los viejos
y viejas que ya no tienen fuerzas ni para tomar una bocada de aire fresco.
El sistema no quiere Estados soberanos. Quiere provincias sumisas y dóciles
a sus mandatos y a sus habitantes de esclavos puros y duros. Que trabajen seis
días a la semana y que el domingo vayan a misa todos cogiditos de la mano. Que trabajen
doce o dieciséis horas por un vale para el economato. De puentes y vacaciones,
váyanse olvidando. Y que enfermen lo más rápidamente posible que nunca faltarán
sustitutos dispuestos.
Y seguirán mintiéndonos con sus mensajes para tontos y crédulos, aunque
el sistema se esté viniendo a bajo. Todo antes de que nos demos cuenta de por
dónde van los tiros, no vaya a ser que decidamos darle la vuelta a la tortilla.
(Buena falta hace, antes de que se tueste demasiado)
¡Estén muy atentos!
Pero sólo si quieren, ¡Claro!
No hay comentarios:
Publicar un comentario